Table of Contents Table of Contents
Previous Page  270 / 356 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 270 / 356 Next Page
Page Background

QUARTO

1'.~ÁRTES

mos dt! las o:-adones de los Santos, y de los buenos, y Ilo–

r émos la fonc. ta ceg e ad de los her g s , que negando la

in

te ~ces i on

y

la

comuni on de los :Santos, se privan infe–

l izm nte de uno de los mayores

y

mas

importantes socor–

ros de es ta vida.

Enter necido el Señor,

y

movido de las fervientes súpli–

cas de su siervo , se a placó ,

y

de}}6 de cas tiga r lo <;. Pero

Moyses baxando con las dos tablas de la Ley en l as ma–

nos,

y

vien...o el be er ro de oro,

y

las dan zas que se ha ian

a lrededor de él , se irritó t anto , que las tiró,

y

las hizo pe–

dazos á la fal da del monte, como qu

0

rien o dar á enterder,

qu e quedaba rota la alianza que los hebr os ha bian hecho

con Dios. Esta accion de l\1oyses, dice San Agus tin, era

símbolo,

y

una esp ...

ie de profecía de la supresion

ó

a nula–

cion de la antigua alianza , para dar luga r

á

la nueva que

el Mesías babia de hacer un dia . D struyó Moyses el altar,

arrojó a l fuego

el

becerro de o ro, cuyo polvo mezcló con

agua , la que hizo beber

á

los hij os de Israel. Q uiere decir,

que habiendo reduc ido en polvo el becerro de oro, echó

este polvo en el agua donde el pueblo iba

á

beber, como

para hacerles conocer la vanidad de su pretendida divini–

d ad , la que no habia podido emba razar el ser reducida en

polvo ;

y

para que la menospreciasen como al pol vo.

El evangelio de este día es del capítulo séptimo de San

J mrn. Hácia la mit ad de la fi esta de los T abernáculos , ins–

t ituida en memoria de las tiendas, baxo las quales habian

acampado los judíos en el des ierto por e pacio de quaren–

ta años,

y

que

se

celeb raba

por ocho

dias seguidos en

el

séptimo mes del año judáyco, que correspondía á nu estro

eptiembre como

á

mitad de esta

fi

sta; esto es , un dia

fes tivo de la oc tava, que , segun parece, era el sabádo, su–

bió el Salvador al templo, seis meses ántes de su muerte ,

y

se puso

á

enseñ3r ; lo que hizo con tanta eloq ·· encia

y

eru–

d icion , que se atraxa la admiracion de todo el mundo.

Aqu llos mis :nos de ent re los judíos que se habían declara–

dó mas contra él, se decian unos á otros : ¿,como sabe ta oto

sin haber

tenido

jamas

maestro

gue le en

eñase

~

Lo5

judfus

pasmaban tan to mas de la profunda sabiduría de l Salva–

or,

quanto

les const aba que jamas habia

freqii entado

sus

e cu las , ni tenido maestro alguno

de entre

ello . L a res–

pu sta que les dió el

Sefior ,

no

fué

ménos ingeniosa

y

espiri–

tual,