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TERCER DOMINGO.
impropio de los que se llaman
y
pasan plaza de santos. Quie–
re el apóstol que los fieles vivan tan apartados de estos vi–
cios, que ignoren hasta el nombre. San Gerón imo preten–
de, que la palabra inmundicia en este pasage, significa to–
do género de pasiones vergonzosas. Por mas· que el cora–
zon del hombre esré corrompido ., por mas general que sea
la corrupcion, la pureza s_erá siempre la virtud que se
lle–
vará las atenci0nes de los Santos,
y
la divisa mas hermo-_
$a.
de los
verdad~ros
fieles: será una insignia que distingui–
rá
á
los hijos de la luz, de los hijos de las tinieblas.
_i
Soa muchos el dia de hoy
lo~
cristianos marcados con
esta señal ?
No se oyga entre vosotros cosa que ofenda et
pudor, ni expresion alguna impertinente
ó
chocarrera.
¿Que
diria el apóstol si se hallara en las junras
y
concurrencias
mundanas de _nuestro siglo? No es la bagatela
y
la inutili–
dad lo mas reprehemible que hay el dia de hoy en las con·
versaciones de las gentes del mundo: ¡que licencia, qlJé es–
cándalo en la materia Je la conversacion! ¡que especies tan
indecentes en esas alusiones!¡ que deshonestidad en los tér •
mino'i
!
Ya no se avergüenzan de lo que en otro tiempo
causaba empacho
á
los mismos -paganos. Sin esta sal es in–
sípida
y
sosa.lacon
ver.
acion. Enredos de amor, ºnovelas,
obras de un
e~píritu
corrompido por la corrupcion del co–
razon , poesías amorosas , esto es lo que di vierte el dia
de hoy, esto es lo que ocupa
y
entretiene las conversacio–
nes. ¡O
y
quántas almas se pierden por esas palabras obs·
cenas , por
e~as
co_nversaciones demasido libres , por esos
equívocos llenos de veneno, por esos gracejos , por esos
chistes lascivos, por esos libros escritos con tanta habi lidad,
donde no se encuentra sino demasiada-sal
y
demásiada agu·
deza ; ¡pero de dónde está enteramente desterrado el espí–
ritu del cristianismo! Estad bien persuadidos, continúa el
apóstol, que ni el fornicario, ni el deshonesto, ni el avaro,
cuyo vici0
es
una eipecie de idolatría, no tendrán parte
alguqa en el reyno de Jesucristo
y
de Dios. ¡Ah, Señor,
y
quántas personas renuncian el dia de hoy esta herencia! La
avaricia se llama idolatría, como tambien la impureza,
porque por estos vicios reusa el hombre dar su corazon
á
Dios· para no darlo sino al dinero
y
al. deleyte,
y
porque
en el uno
y
el otro el hombre ·hace su Dios d.e la criatura,
y
le iacrifica todas las cosas :
Nollte ergo_ éffici
participes
.- -
eo-