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~36

AÑO CHRISTIANO.

mando el pontífice la eleccion. Pero e! Santo, considerán

dose indigno de tan alto ministerio , se ocultó,

y

quando

fué

descubierto, se resistió

a

la aceptacion; mas

al fi n ,

habién–

dosele representado que se interesaba en esto el mayor servi–

do de Dios,

y

que sin ofen a de su magestad no podia per–

sistir mas en aquella resistencia , se rindió

y

s~

desposó

con aquella iglesia, que ya había mucho tiempo se llora–

ba viuda. Habiéndose con agrado, se dedicó

a

cuidar

de

su

rebaño con todo el zelo

y

con toda la vigilancia que

correspondia

a

un buen pastor. Era , por

decirlo

así,

el proveedor de los pobres ,

el

padre de los huérfanos ,

el

defensor de las viudas, el refugio de los perseguidos,

y

el consuelo de los enfermos. Aunque era enemigo capi–

tal de todo vicio, tenia una cordial compasion de los

pecadores, procurando insinuarse dulcememe en suscorazo–

nes con

el

fin de

~atraerlos

y

de

ganarlos para

Jesu ~ Chris­

to. De esta manera vivía nuestro Santo miéntras gozó pa–

cífi ~ámente

de su silla; pero como era tan agradable

a

los

ojos del Señor, no podia ménos de ser probado

y

purifi–

cado con el fuego de la tribulacion. Estaba dotado de un

teson

y

vigor episcopal, que no sabia ceder quando se tra–

taba de los derechoi de sq iglesia ,

y

de defender la

in–

munidad eclesiástica. Por es te vigoroso teson incurrió

en

la indignacion del

rey,

de los cortesanos, de los obispos

políticos

y

contempla~ivos,

y aun en la de su mismo ca–

bildo. Fué ultrajado

y

perseguido; pero era invencible

su

paciencia. Amaba

a

los que le perseguían , consolaba

y

alentaba

a

sus familiares . como t ambien

el

los que seguian

la

justicia

y

la razon

de

su partido, esfo rzando

a

todos

con

aquellas palabras tan dignas de

un

discípulo

de

Chris–

to ,

y

tan propias de un obispo.

Las injurias (

decia)

que

me hacen son medicinas amargas al paladar; pero en 'el fon–

do saludables,

porque contribt!J!en

á

la salud de

mi alma.

Sin

embargo, despues de haber hecho vivas

y

respetosas

representaciones al rey, viendo

que

su

pre~ encia

irritaba mas

los ánimos, y que ya no se le dexaba libertad paraexercersus

funciones episcopales, él mismo sed sterró voluntariamen–

té,

y pasó

a

Francia, antiguo refugio de prelados persegui–

dos. Antes de partir obró muchos milag ros;

y

estando

ya

para

embarcarse,

se

leapareció Santo Tomas Cantuariense,

aquel

admirable

arzobispo en quien

re

plandeció

tanto el

vi-