NOVIEMBRE.
DIA XVI.
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mente abastecidos de las riquezas del cielo. Crió·santamen–
te la virtuosa Mabjla
a
sus dos hijos Edmundo
y
Roberto.
Quando los en\)ÍÓ
a
e tudiar
a
Paris dió un cilicio a ca–
da uno, encargándolos que le usasen dos
ó
tres veces
a
la se–
mana para que aquel instrumento de penitencia los sirviese
como de una cota celestial contra los golpes del espíritu
maligno que se vale de los engañoms atractivos de la car–
ne para rend ir
a
la razon,
d~s viándola
de la servidum–
bre al dulce yugo de la ley
de
Dios. Acreditó Edmundo
la buena educacion que le habia dexado como en herencia
su piadosí ima madre. Fué un modelo perfecto de virtud;
y
%
habiendo hecho voto de castidad delante de una imágen de
la
santísima Vírgen , confesó despues que aquella madre
de misericordia le habia socorrido en todas sus tentaciones,
animado eri sus trabajos , consolado en sus tribulaciones,
y
sostenido en sus dolores. En errnó gravemente su ma-
dre,
y
pareciéndola que no saldria de
aquella
enfermedad,
l~
llamó de Paris para darle
su
bendicion ántes de mo-
rir. Recibióla con profundo respeto,
y
rogó
a
su madre que
se la echase tambien
él
su hermano
y
sus hermanas.
No es
menester, hijo mio,
le
respondió ia virtuosa matrona :
en
tu persona se la echo
J ,
todos, porque todos part
iciparánpor
ti las bendiciones del cielo.
Encargóle despues ,.
como.al ma-.
yor de la familia, que cuidase de. colocar
a,
su hermano Ro–
berto,
y
de dar estado
a
SiJS
hermanas. En esto último se
halló muy embarazado,,
'porque
siendo ámbas dotadas d@
extraordinaria
hermosura.,
temia
que
peligrase su sal
va.,.
cion sí se quedaban en el: siglo•. Propúsolas si querian ser
religiosas ;
y
habiendo
a~eptado
las dos este partido ,. el
mismo
santo
her,mano las
lle~Ó ·
al convento•. Libre
ya:
de
aquel molesto·cuidado se restituyó-;
a
Paris para acabar sus
estudios, los que <mntinuó con Ja mayor aplicacion ; pero
áunque era grande el deseo de ser sabio , era mucho
ma-
y.orla ánsia de hacerse santo. Estudiab3 como si nunca hu-
biese de morir ,
y
vi:via corno si hubiese. de morir en
el mismo instante. EL
estudio
le- hacia-
t~diosos
y
·des–
preciables
lGs
gustos de los sentidos ,
y
1 virtud ilus-
traba su entendimiento con aquellas purí imas luces ·que
le facilitaban. la penetracion de las mas sublimes verda-
des: el estudio desviaba los estorbos que se oponían
a
la
virtud,
y
la virtud sanúficaba
al
estudio; con
cuya di-
cho-