AÑO CHRlSTIANO.
vierno no se arrimaba
el
la lumbre porque la suplia el en–
cendido fuego del divino 21.mor que abrasaba su
cora~on.
Un
niño en quien hacia ya impresion tan viva el amor de Dios
parecia acreedor
a
que le mirasen con particular esmero los
amorosos cuidados de la dí
vi
na providencia.
A,~í
sucedió.
Estaba junto al mar el monasterio de San Brand'an,
y
sus
discípulos salian algunas veces
a
pasearse
a
la ribera: una
tarde., estando para ponerse el sol , salió el niño Maló
el
recrearse con sus condiscípulos, y mi¿ntras éstos se di–
vertian, él se sentó inocentemente en un gran césped
ó
por–
cion de campo que por todas partes estaba desprendido
de la tierra. Quedóse dormido sin que ninguno lo advir–
tiese; pero llenando miéntras tanto la marea , cubrió
tpdos aquellos dilatados espacios que había dexado en se–
co al retirarse, cercando por toda$ partes. al santo
niño~
y
levantando sobre las ondas el verde lecho en que tran–
quilamente descansaba, pudiéndose-decir literalmente, que
dormía en el seno de la divina proviclencia. Quando el
- abad le ·echó ménos en el monasterio, corrió apresura'do
el
la orilla del mar , creyéndole sepultado entre las olas.
Llamóle,
y
como nadie le respondiese, se retiró
a
su con–
vento penetrado de dolor. Apénas amaneció, volvió el san–
to abad
a
la ribera , no
ya
c.onesperanza de encontrar-
le
vivo,
pues le suponia ahogado, sino porque el
a~or
es jnquieto ,
y
no se satisface con una sola diligencia. !ba-
se retirando la marea,
y
el abad
la
iba, siguiendo, pene–
trando por lo que dexaba enxuto ,_quando vió
el
su, que–
rido hijo sobrenadarldo en su verde catre , y canta.ndo las
alabanzas de Dios en aquella nueva especie de milagroso
~
baxel. Acercóse al niño Maló ,
y
supo de su boca el pro–
d,igio de la divina bondad' .que quiso sirviese
a
la con–
servacion de su vida la misma violencia de aquel furioso
elemento;
y
para eterno testimonio del portentoso suce·
so, el campo nadante donde acaeció, al retirarse
la
ma–
rea, se fixó en el suelo del mar,
y
formó
un~
pequeña
isla que respetaban las aguas , sin que se cubra jamas , aun
en las mareas mas vivas. Un niño, en cuyo favor obra–
ba el cielo prodigios , era razon que
a
solo Dios .se con–
sagrase. Tomó, pues , el hábito .de re1 igioso,
y
se agregó
a
los monges del monasterio de San Brandan. Fué un mo–
delo de todas las virtudes ; pero entre todas sobresalia su
hu -