DE V OTOS.
no morir sin los últimos Sacramentos. Un insigne Día
IV.
milagro aumentó esta devocion ,
y
h
confianza de
los Fieles en esta gran Santa .
El añ mil quatrocientos quarenta
y
ocho suée –
dió en la Ciudad de Górcun en Holanda , que un
h ombre llamad Enrique muy devoto de Santa Bár–
bara por la confianza que tenia de que le alcanzaría
la
gracia de po morir sin Sacramentos, se en ontró
rodeado de fuego en un incendio, sin e speranza de
salvar la vida. En este confliéto tecurrió
á
su santa
.proteétora, la que · se le apareció ,
y
aunque no le
había quedado ya sino un soplo de vida, por haber
sido tan maltratado del fuego , que no tenia figura
de hombre, le dixo , que Dios le alargaba la vida_
has ta el dia siguiente , para darle tiempo de recibir
los últimos Sacramentos de la Iglesia; y habiendose
apagado
el
fuego al mismo instante, se .confesó, re–
cibió el Viático
y
laExtrema-Unc ion; el mism Sa–
cerdote que le confesó, llamado Teodórico Pauli,
dexó á l a posteridad la historia de este gran mila–
gro. En la historia de San Estanislao Koska de la
1.Compañía de Jesus, se halla otra pr ueba ins igne de
esta singular proteccion, de resulta de una confian–
za semejante
á
la expresada.
Habiendo sido llevado
á
Constantinopla
el
cuer–
.po de esta Santa, fue depositado al fin de l nono siglo
en una
Iglesia
erigida á h ora
suya por
el Empera..
d or Leon. Pe o el ano novecientos noventa y uno,
siendo Emperador Basilio, dieron estas santas Reli–
.quias
á
los Venecianos, cuya mayor parte se guar-
da todavía hoy en la Iglesia de los
~adres
de la
Compañía de Jesus de Venecia.
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