EXERCICIOS
D .i
·iembre. más de vis ta
á
su 'Dios. Como su padre era el
Paga~
no mas
supersticio~o
que se vió jamás , había pfocu–
rado llenar su casa de !dolos ; al entrar Bárbara en
ella quedó sorprendida de esta tapicer-ia;
y
no pu–
diendo disimular
su
indignacion, dixo á su padre con
un
tono indignado: tQué hacen aquí todos estos "ri–
dículos
muñecos ~
Dióscoro herido vivamente de esta
pregunta,
y
de los términos de menosprecio de que
se habia servido para burlarse de sus Dioses, la res..
pondió con un tono áspero, mezclado de amenazas:
t,
Cómo hablas
así~
tllamas muñecos á los sagrados
!dolos de nuestros
Dioses~
tignoras acaso el respeto
que se les debe,
y
á
qué castigo se eKp ne el que les
insulta~
Nuestra Santa movida de compasion
á
vista
de una ceguedad tan lastimosa,
y
animada al mismo
tiempo de
un
nuevo zelo, le dice:
~Es
posible, pa•
dre mio , que un hombre del juicio
y
cordura de us–
ted, tenga por Di ses
á
las obras de los hombresi
~Ignora
usted las infamias de una Venus,
y
los hor–
rendos desórdenes de un
Marte, de
un
Neptuno,
de
un
A
polo, de un
Júpiter~ ~Esta
sola multiplicidad de
divinidades , no es el mayor monstruo que se puede
pensar~
Sepa usted, padre mio, que no hay mas que
un solo Dios, el qual es el
Sér
supremo , criador de
todas las cosas, todo poderoso , infinito , soberano
Señor del Universo, solo Juez árbitro de la suerte
de
todos los hombres;
y
este Dios único,
y
solo dig–
no de respeto
y
adoracion, es el Dios de los
~hris~
tianos; toda otra divinidad es una pura quimera.
Dióscoro estaba tan aturdido de lo que oía, que
parecía haber quedado yerto todo el tiempo
que
du–
ró el razonamiento.
Mas
volviendo de su
pasmo, se
aban...