DE .VOTO
S.
' salvacion la vigilancia chrisdana
!
Mientras estamos
en esta vida, vivimos en un país enemigo ; todo es
riesgos , todo tentaciones, todo lazos; nue-stros sen–
tidos
no~
engaíi.an, nuestro espíritu nos deslumbra,
nues tro propio corazon nos hace traycion. Pocos son
l os obj etos que no· tienen; el ayre del mundo es con–
tag ioso ; nosotros mismos somos nuestros mayores
enemigos;
~de
qué armas,
de
qué precauciones no
necesitamos para no ser
vencidos~
El Salvadox del
mundo reduce todas sus jnstrucciones
á
dos obl iga–
eiones esenc iales, en que están contenidas todas las
otras :
Vigi lát e,
&
orate:
velad y orad, para' que nó
caigais en la tentacion.
¿,Y
por qué
esto~
porque est:as
dos obl jgaciones encierran en sí toda ·la economía de
fa
gracia y de la libertad del hombre; las que deben
concurrir j untas para vencer la tentacion.
La
oraciom
nos alcanza del
C~elo
los socorros que ne.cesitamos
p ara pelear;
y ·
la vigilancia nos pone en estado
de
·:usar valerosamente de estos socorros; inútiles sin©
concurren juntos.
Tú
oras, pero te
falta
la vigilancias
oracion
inútil,
pu~s
tu
falta
~e
vigilancia impide el
efeéto
de
tus oraciones. Tú velas, pero no oras; vi–
gil~ncia
vana
é
ilusoria, porque te prometes vencer
al tentador con tus propias fuerzas. Un hombre que
ora sin velar sobre sí mismo, es, por decirlo así, un
hombre armado de toda suerte de armas , que se
duerme
á
vis ta .de su enemigo. Un hombre que vela
y
no ora sin cesar, es un hombre que
e s ~á
siempre ,
~n
estado de peléar, per.o sin armas
y
sin defensivos.
·Considera quan indispensablemente necesarios som
-estos dos medios '
y
reconoce con t\olor el funesto
origen de todas tus tr.istes caídas.
PUN-
Dia IV.