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EXERCICIOS
Diciembre. con gust!o,
y
se encargaron de su educacion. El buen
genio del joven , su inclinacion
á
la virtud , su apli–
cacion
y
su inocencia , le hicieron en breve: adelantar
tanto en las ciencias
y
en la virtud, gue desde enton–
ces se le miraba com. á
qui~n
de' ia ·ser un día uno
de los mas bellos ornamentos de la vida cenobítica.
H'l iend
reconcil iado su retíro
á
1 s dos tíos , ne>
omitieron dilig ncia alg na para sacar al sobrino
del Cláus tr ; m:ts el joven les protes t ' , q
ue ningu–
na cosa sería capáz de hacerle abandonar jam.ís su
vocaci n; que siempre preferiría el estado Religio–
so
á
todas las ventajas d 1 sigl .
Sin em argo de sus pocos an s no se vefa persona
en el M nas terio,
á
que n excediese en austeridad,
en exaélit d
y
en
f,
rvor. Habiendo cogido un
día
una
manzana en el huerto, no solo -no la comió, sino gue
se afligió ta nto de esta venialidad' que se prohibió el
uso de toda esp cie de fruta lo restante de su vida.
No era menos sóbrio en el dormir que en el comer;
pasaba una parte d
la noche en oracion,
y
por el dia
no d xaba vací alguno entre la oracion
y
el trabajo.
No tenia Sabas mas que diez
y
ocho anos,
y
ya
era la admiracion de los mas viejos del Monasterio.
Habiendo un dia manifestado al Superior el deseo que
tenia de ir
á
visitar los santos lugares
y
los des iertos
de la Palestina, el Abad , que c nocia su virtud, se lo
permitió, aunque con el pesar de privar
á
su casa de
un tan excelente modélo.Partió, pues, para Jerusa–
lén el ano 457;
y
pasó .el invjerno en el Monasterio
d San Pasar ion, en donde su rara virtud se hizo ad...
mirar tanto, como lo había hecho en
el
de S. Basilio.
No omitieron los Monges diligencia alguna para
fi-
xar-