DEVOTOS.
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citando todos los dgores de la mas pasmosa
peni~
Dia
v.
tencia.
Pero habiendose introducido la relaxacion en el
Monasterio de San TeoB:isto, Sabas se retiró de
él
de todo punto,.
y
se fue al desierto, del Jordán
á
vi~
v
ir cerca. de S. Cerásimo. Aquí fue donde·
no
pudien–
do los detnonio.s sufrir una tan eminente virtud en un
Religio~o
joven de treinta
y
cinco años , que sin
!1a–
ber perdido la inocencia llevaba mas lexos que tQdos
los otros sus austeridades, le declararon una guerra
sangrienta,
y
emplearon todos sus artificios para ver
si podian vencerle,
á
á
lo. menos aterrarle. Se le apa...
recian mil fantasmas horribles; los
t~rribles
ahullidos
con que acompañaban sus in&ultos, eran capáces de
inspirar
terro~
á
los qias alentados. Pero San Sabas,
armado de
la
oracion, alcanzó otras tantas viB:orias
quantos fueron los c
ombatesque
le presentaron los
enemigos;
y
lexos de
acoba.rc\arse, buscó quatro años
despues una soledad todavía mas. horrorosa, la que
encontró en las rocas de un alto monte,. donde habia
vivido San Teodosio el Cenobiarca. La cueva que
escogió para su celda estaba tan alta,
y
el camino
para subir era tan dificil ,que para llevar el agua que
iba
á
bascar dos leguas de
allí,
se vió obligado
á
atar
una larga soga desde lo alto, para asirse al subir con
la carga. No tuvo alli otro alimento que las raíces
que nacian
á
los
pies
de las rocas ; pero
los
consue–
los celestiales que inundaban su alma , le indemni–
paban
abund~ntemente
de tantos trabajos. Habiendo
unos paisanos visto un. dia aquella soga, subieron has–
ta la cueva delSanto;
y
quedaron
asom~rados
de su
penitencia. Desde entonces comenzaron
á
venir de
G
to-