DE VOTOS.
todos tiempos
á
los hombres apo->tól icos
á
empren- Dia IIJ.,
derlo todo, á sufrirl
todo, por la salvacion de las
almas . El es qu ien obligó al gran Xavier á sacrificar4
lo todo, parientes, amigos, talentos, para ir
á
bus-.
car mas allá de los mares á un nuevo mundo, tantas
ovejas descarriadas para trae las al redíl de Jesu-
Christo. ¿,Qué no tuvo que
sufrir ~
¿, quántos traba-
j os no
padeció ~¿,
quántas amarguras no tuvo que so..
portar , quántos obstáculos que
vencer~
Pero el ver-
dadero zelo de nada se acobardá:
Charitas Christi
urget nos.
Hé
aquí lo que deben decir todos los ver-
daderos fieles. Nuestra alma es lo que mas debemos
estimar;
y
nues tra salvacion d be ser el objeto
de
nuest ros primeros cuidad
s.
Mas,¡ oh buenDios, qué
trastorno de razon
y
de conduéta el de
una gran
parte de los Christianos! Hay gentes sumamente ze-
losas de
la
salvacion
de
los otros; y sin la mas leve
apariencia de zelo de su propia salvacion , no omi..
ten diligencia alguna para llevar
1
s otros á
Dios;
¡qué sermones,
qué
energía en sus discursos , qué
exhortaciones tan patéticas ! pero al
mismo
ti."m-
po, ¡qué indolencia, qué descuido
d ~
su
propia
salvacron
!
¿,pero qué le sirve al homore haber
ga-
nado y convertido todo el mundo, si se pierde
á
sí
mismo ~
¿ó
qué dará en trueque por su
alma~ ~
or
ventura la
salvacion de todo el Universo
Ie
i nd ~ m-
nizará
de la pérdida de
su
alma'? ¡Ah Señ r
!
n
s
amamos tanto ;
y
con
todo ,
nuestra aplicacinn
y
· nuestro zelo
no
se emplea enteramente en procurar
nuestra salvacion. Mostramos tanta vJveza quando
se ofrece alguna
oc.asion de ganancia temp
ral, so–
mos
tan codiciosos de
los bienes de
es.tavida ,
~y
EJ
he-