DE VOTOS.
de nuevo todo el Monasterio; uno
y
otro perseve- Dia XX.
ra hoy conforme lo hizo Santo Domingo.
Estas liberalidades de los fieles para con
el
Mo–
nasterio de Silos , así como eran un claro testimo–
nio de la veneracion en que todos tenian á nuestro
Santo, así tambien eran una especie de reconocimien·
to
á
los inmensos beneficios que Dios les hacía por
su
mediacion, siendo infinitos los enfermos , los cie-
. gos, los coxos, los tullidos, que
~anaban
todos los
dias por su intercesion. Pero en lo que principalmen–
te se senaló, fue en socorrer á los Christianos que
estaban en poder de Moros , que
á
la sazon eran
muchos ,
y
su seguro remedio era implorar su pro–
teccion. Fue esto con tanto extremo, que encomen...
dandose
á
él desde sus mazmorras , se hallaban
á
·deshora en tierra de Christianos ,
y
aún á las puer–
tas de su Monasterio , dexando alli en testimonio
las
cadenas, grillos, hierros
y
demás instrumentos de
su cautiverio ;
y
fueron tantos los despojos de los
cautivos que se pusieron en aquel
e
nvento, que se
decia por refrán en Castilla , no te bastarán los hier–
ros de Santo Domingo.
Llegó, en fin, el tiempo destinado por Dios pa–
ra que este siervo fiel cogiera
el
fruto de sus trabajos,
fu~
asaltado de una grave ent rmedad, que le pos–
tró en
la
cama; conoció que se moría,
ó
por me–
jor decir, tuvo revelacion del día de su muerte , pues
el día de la Expeél:acion de la Santísima Virgen dixo
á
sus Monges: He pasado toda esta noche en la Igle–
sia con el Rey y Reyna, los que me han convidado
para de aquí
á
tres días, pasados los quales, gusto–
so
y
alegre asistiré
á
su eterno
y
delicioso convite.
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Lle-