EXERCICIOS
Diciernbre. do que quando
est~mos
ante nuestros
Jueces ~
no
se:r
rémos nosotros l os gue hablarémos, sino que el Espí–
Fitu Santo hablará por nuestra boca.
t1
uzgas, res–
p ondió Pascásio , que el E spíritu Santo está en tí,
y
q u'e
él
es quien te sugiere
lo
que respondes? Creo, re–
plicó la Santa, que
los
que tienen una vida pura y cas–
ta son templos del Espíritu Santo. Si es así,
respondió~
el Juez, pronto hallaré yo medio de arrojar de
tí
ese
espíritu, prostituyendote como
á
una muger infame.
T emo poco todas tus violencias, replicó la Santa;
el
Dios que adoro
y
á
quien he consagrado desde mi ni–
ñéz mi virginidad , sabrá muy bien preservarme de
tus insuftos. Irritad.o
el
'L'irano con estas respuestas,
mandó que llevasen esta ca ta esposa de Jesu-Chris–
to
á
·un lugar infame, para sér a:ban'donada
á
la bru–
talidad de todos los libertinos de la Ciudad.
~Pero
qué
puede toda la malicia de
los
hombres
y
del mis–
mo infierno contra la omnipotencia de Dios? Santa
Lucía fue detenida por una mano invisible en el mis–
mo lugar donde estaba; y por mas que se hicieron
los mayores esfüerzos para tirarla, hasta emplear
en ello muchos pares de bueye , no fue posible mo-1
verla. Los paganos
1
atribuyer on á encanto , las
gentes cuerdas á milagro. E l Ti rano lleno de confu–
sion
,
y
reventando de ra ia y de despecho , man–
dó que se encendiese una hoguera al rededór de
ella , que la cubriesen de p z
y
resina , que aña–
dieran coda suerte de materias combustibles,
y
que
se la pegáse fuego; pero
el
mismo que
la
babia
he–
cho inmóvil , la éonservó sana en medio d
1
incen–
dio. Un fuego horrible la rodeó toda ,
la
cubrieron
espesas llamas, se creyó queda ría sufocada
y
con–
sumida en un mo111ento;pero se pasmaron todos quao":-
do