DEVOTOS.
Lucía,
heredera de sus grandes riquezas ; .pero sobre Dia II. -
todo de su virtud,
á
la que aiíadió nuestra Santa la
de la pureza
y
la gloria del martirio. Habia nacido
ácia el fin del tercer siglo, con particulares inclina-
ciones á la piedad ,
y
con un amor
á
J
esu-Chr_isto
y
un zelo extraordinario por la religion; se tuvo gran
cuidado en cultivar un tan buen natural
y
unas tan
bellas disposiciones. Su modestia ,
su
propension al
retíro, su amor
á
la
virginidad , dieron bastantemen-
te
á
conocer
á
los que la veían de cerca, que Jesu-
Christo la había escogido por su esposa.
Perdió á su padre, quandoJlO tenia todavía sino
cinco
ó
seis anos; pero su madre., llamada Eutíquia,
se aplicó con mas cuidado, durante su viudedad,
á
inspirarla los mas altos sentimientos por
la
piedad
christiana. Como las calidades corporales de la hija
correspondían
á
las de su corazon
y
de su espíritu,
pues estaba dotada de una rara belleza,
á
que se
aiía~
dia el ser rica
y
discreta, pensó Eutíquia en procurar..
la. con tiempo un establecimiento honroso, qual cor–
respondia
á
sus prendas
y
calidades. No la fue dificil
encontrarla un partido ventajoso. Entre todos los se–
ñores que se presentaron, puso su madre los ojos en un
joven bizarro, que parecia ser el que la convenia ,
y
que ciertamente tenia calidades dignas de ella,excep...
to el
ser
pagano;
pero esta consideracion no detuvo
á
Eutíquia,
sea
que creyese que
la
diversidad de re...
ligion no perjudicaria
á
la
fe
de Lucía, cuya aproba–
da
virtud tenia bien conocida, sea que esperáse que
su zelo
y
su virtud podrían fácilmente convertir algun
dia
al
joven esposo ; pero nuestra Santa se hallaba
con
muy distintos peAsamientos.
'
Abrasada desde
su infancia en
el
amor
de
su divino
R
2
Sal-