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DEVOTOS.

mos

c~minant·es

en este.mundo,

y

andamos por.:. sen- D"aXII

.

1 -

1

das dificiles.

i.

Qué no hace Dios todos los ·dias para

que sus siervos no se extravien

f

Ocupa en ello

á

sus Angeles .; emplea sus gracias, él mismo se hace

su

conduétor; les advierte con inspiraciones secretas

lo que deben hacer

y

lo que deben

evit.ar

; parece que

Dios

se

ocupa solamente en <;uidar de sus siervos.

El

mundo no con0ce todos estos amables resortes de la

Providencia ;

io.s

mundanos juzgan de los diversos

aceidentes que

les

suceden

á

los buenos, como s;ejuz–

gaha de las adve.rsid.ades de.Josepfu; ·pero no ven los

designios

de

la divina proyiden_cia , que hace que to,

do sirva para

el

bien de sus escogidos.

Si

toda la

tierra se arma contra los sieryos de Dios.,

?,

qué, tie:.

nen que teme.e.baxo

la

prQtecdon ,de

~Y

divino

due~

ño~

Toda la malieia de los hombres uo_es capáz

de

hacerles·el mas ligero mal.

Que

el

·tnundo em_plee

todos los artificios imaginables para inquietarlos,

que todo el infierno

se

arme c;ontra ellos ; Dios tiene

un cuidado particular de los que le sirven;

i,

qué

tienen, pues, que temer'?

i.

y

no desagradarían

á

·un

Dios

tan bueno,

si

sirviendole con

fidelidad,.

estu–

viesen faltos de

confianza

f

PUN':fO SEGUNDO.

C

onsidera con que solicitud' con que

zelo '

con

que atencion protege

Dios

á

sus siervos;

quan–

d tenemos

á

Dios,

y

somos suyos,

nada

tenemos

que temer.

El

S eñor me enseña sus consejos,

decía

el

Rey

Profeta,

y

vela en mi conservacion;

i.

á

qui¿n

temeri'?

Ei Señor es

el

defensor.de

'mi vida; ¡qué

co-