DE V
o
To s.
I
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dexó
la
resolucion que había tomado de pasar
á
Ita- Dia VlI.
l ia. Luego que llegó
á
Milán de vuelta de esta expe-
dicion, supo que Símaco, Prefeél:o de Roma
y
paga-
no obsi:inado, queriendo aprovecharse de
la
flaqueza
del gobierno del joven Valentiniano ,
y
de su madre
Justina, habia dirigido una representacion al Empe..
rador, e·n que le pedía
el
restablecimiento del altar de
la
Viéloria, de los Sacerdotes paganos, de los sacrifi-
cios
y
de las Vestales.
S.
Ambrosio compuso una res-
puesta
á
esta representacion, tan cabál , tan enérgica
y
tan concluyente, que el Emperador quedó conven-
cido de la iniquidad de la peticion;negó
á
los.paganos
todo lo que le pedían;
y
se putde decir, que despues
de Dios, fue la Iglesia deudora
á
San Ambrosio de
esta ultima vi étoria que alcanzó sobre el Paganfrmo.
La
Emperatriz Justina, ingrata
á
Jos grandes ser–
vicios que nuestro Santo babia hecho
al
Estado,
y
ciega mas que nunca por su Arrianísmo ;
vi~ ndo
que
.se acercaba la Fiesta de Pasqua , pidió al Santo una
Iglesia en Milán donde pudiesen juntarse los
Arr ~a
nos que
la
servían
y
acompañaban;elSanto se la ne–
gó
intrépidamente. La Emperatríz mandó, amenazó
é
hizo
ocupar la Basílica Porciana á nombre del
jo–
ven Emperado r ; pero el Santo perman ció inflex1-.
ble,
y
fue menester que la ira de la Emperat ríz ce–
diese
á
su intrepidéz. El Eunúco Calígono , Camare–
ro
mayor del Emperador, Arriano declarado,
tuve.
la
insolencia de decir al Santo Obispo que le corta–
ría la cabeza, si proseguía en menospreciar las or–
denes de
S.
M. El
San.tose contentó con responderle
que si Dios le permitia cumplir su amenaza como él
lo
deseaba, Ambrosio _padeceria
como
Obispo ,
y
Calígono
obraría como Eunúco.
El