DEVOT OS.
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En medio de un trabajo tan grande , mortifi-
Dia VII.
caba su cuerpo con un ayuno contínuo y con una
abs tinencia
prodigiosa.No cenaba sino el Domingo,
y
las grandes festividades ; los otros días no
toma~
ba por la noche sino una refecci n muy moderada;
dormía muy poco, y eN sus vigilias no interrumpía
sus ordinarios trabajos . Tenia un am r tan ardien-
te
y
tan tierno
á
Jesu-Christo Sacramentado, que no
ofrecía jamás el divino Sacrificio sin
de~ramar
mu-
chas lágrimas. Sus escritos muestran demasiado su
ternura
y
su confianza pa ra con la Madre de
Dion;
por eso la Iglesia ha mirado siempre
á
este gran
Doétor como uno de los mas zelosos devotos de
la
Virgen Santísima.
San Ambrosio no estuvo mucho tiempo sin ha–
cer co ocer lo que la Iglesia debia esperar de su ze–
lo y de su generosidad. Q uer iendo los Ministros
del Emperador emprender algunas cosas contra los
derechos
y
los Cánones
de
la Iglesia , se opuso
con vigor, se quejó animosamente
á
Vale.ntiniano,
y
embarazó el que se hiciera cosa alguna contra el
buen orden. Habiendo muerto este Príncipe
el
afío
37 5.
dexó el Impe rio
á
sus dos
hijos ,
G racian
de
edad de
17
años , y Va lentiniano el joven, que no
tenia sino
4.
San Ambrosio miró -
á
estos jóvenes
Emperadores con
una
ternura de padre ;
y
ellos
por su parte le honraron
así
el uno como el otro
CO·
mo si fue ran sus hijos.
En este tiempo los Ar rianos acostumbrados
á
do.–
minar en la Iglesia
de
Milán bax
de Auxenc io su
predecesor, no omitían diligencia alguna para fr us–
trar los deseos
y
providenc ias del santo O;:, ispo; pero
S.
Ambrosio, sostinido de la autoridad del
Em
era-
l 4
do.e