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'DEVOTOS.
Con un m:érfro tan eminente , jamás se vió Prelado Dia VII.
mas humilde. Stl mansedumbre, su rnodestiá, su
afa..
.·bilidad le hicieron dar el nombre de padre d "1 .
pueblo ;
y
su eariclad inmensa ,
d
de padre d·e bs
pobres. Despues de haber .dado todo su patrimonio,
agotado sus rnntas ,
y
vendido sus muebles pára
asistir
á
los mis€irables , vendti.6
has~a
fos vasos sa–
grados para emplear el precio en rescatar
los
cauti–
vos
Christian.os,
y
aliviar los
po_b,.res
durante
la
ti~
ranía de Máximo.
Er
ano
396,
Frítigila, Reyna de los Marcoma–
n0s,
pueblos de
Ge~mania,
que oc1:1paban
Io
.que
comprehende hoy la B_ohemia, habiendo oído hablar
de San Ambrosio
á
Ul'l
Cbiristiano
que
habia ido
á
Italia,
quedó
tan impresionada de todo lo que le
dixo de él , que no pudo dudar que la Reljgion de
Ambrosio fuese la vérdadera; creyó, pues , en
Jesu~
.
Christo,
y
envió Embaxadores
á
Milán p.ara pedir
al Santo ., que la diera algunas instrucci0nes por
~s
crito,
y
la
señalás~
la regla que
d~bia
observar en
~u
c·reencia
y
en su conduéla ; lo que
~
execur6
el
Santo en una admirable carta que la escribió eo
forma de Catecísmo Esta Princesa quedó tan pren–
dada· del Santo, que ella misma vino
á
Milán. p;ira
tenér
el
consuelo de
verl~
y
oírle ;
p~ro
encontró
que
ya habia
muerto.
Cayó
enfermo en
el
m~s
de Febrero
del año
tres ..
cientos noventa
y
siete. El Conde E stilicón, amigo
íntimo
del
Santo, exhortó
á
todos los habitadores de
Milán , que pidiesen
á
Dios por
la.
v~da
de un hom–
bre que era tan·
ne~ésario
al bien del Estado
y
de la
Iglesia. Estando
los principales de la Ciudad lloran
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do