E
XERCICIOS
Dkrernbre·.
el peligro
·en
qúe está ·; pero
un·a alma'
tibia jamás
cree que lo es. Se pued!e ·decir ,. que desde que em–
pieza
á
conocer que es tibja,
~·mpieza
á
n(} serlo
ya.
Solo·en el fervor se descubre
la
desgraeia
y
fa
infeli–
cidad de una vida tibia;
y
he aq_mi Jo
qu~
hace tan di..
ficil
la
conversior;i de una alma t.iJbla;
~por
qu€ caini-
110
se la cltescm'hrirá que se halla en e'1te estado, quan–
.do la ceguedad.
es
el
primer efeéto de la
tibieza~
Co:..
mo no se relaxa sino poco
á
poco , se familiariza
in-
. sensiblemenite con el pecado; se
a~©stumbra
á
sus
de~
feétos,
y
finalmente gusta de ellos. _El habito sufoca,
'·y
aún previene todas las reflexiones,
y
extingue
to–
dos
tos
re,mordimiento~;
ninguma cosa
da
g©lpe
á
una
alma tibia,
á
nada
tem~,
de nada desconfia, no en- ·
cu
entra cosa que la escandalice; cae en la tibieza
sin
omitir sus exe.rcicios espirituales ; los hace, pero de '
un
modo desabi:ido;
y
estos exercicios espirituale$
~olo,sirvea1
para deshambrár
al
.alma,
y
para adorme...
, cerla,
en
sµ
lastimQso estado.
El
tnisrno Di())s ,
qu~
.hace tanto ruido para despertar al pecador, parece
que calla,
y
qu~
embaraza
!©
que
_p'ódria
excitar
y
avivará una alma: tibia. Amonestaciones saludables,
sermones capáces dé convertir al pecador
ma~ endu~
i:ecido, lecciones piadosas, aceidefttes adversos que
· .hacen
abrir
los
ojos
á
{as
p>:ers<!n1as mas diepravadas,
no ·hacen la menor i·rnpi:esion e·n
t:rn1a
alma tibia.
l.
Y
cómo es
eapá:z
que P'Íense
en..
e-1
remedi0 , · q'uando
. ao
cree tener mal
~1gmrw
1
ba insen'Sibilidad
va
á
· lo,s,
al~ances
á
1a
ceguedtad ,
y
el-endtlTecim1eDto suc..
cede siempre
á
uma
írhsens1biiidad
aabi1rn1al.
¿Se -pue–
, de imaginar un es tado
nias
las~imoso ~
t
La ·tepro–
bacion dista
mucho·
de este funesto
estado~
·
.
PUN-