DE VOTOS.
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de todo
lo
queJesu-Christo hizo
y
padeció por nues-· Dia VÍ. ·
tro
amor~
El Misterio de la Encarnacion, el de la
Redencion y de la Eucaristía, todo nos movía, todd
nos echaba en cara· nuestro poco reconocimiento, to-.
do nos enternecía y nos interesaba. Como eramos
Christianos
ep
toda nuestra conduB:a,
t,
qué respeto
no nos inspiraba el lugar santo?
t,
con qué santo hor-
ror asistíamos al Sacrificio de la
Misa~
z,
con qué
hambre de la justicia nos llegabamos
á
los santos Sa–
cramentos~
z,
qué temor saludable
á
los juicios de
Dios , qué dulce confianza en los méritos del Re-
dentor, qué deseo de nuestra salvacion, qué
inquie-
tud, qué zelo
~
como nos mirabamos como peregri-
nos sobre la tierra,sufriamos con paciencia las amar-
guras de nuestro destierro; la vista
d~
Jesu-Christo
endulzaba todos los sinsabores de nuestra peregrina-
cion. Como eramos heridos del mismo Dios , y co–
herederos de Jesu-Christo; ¡qué gozo no sentiarnos
en tener parte en sus sufrimientos ,con la bien funda-
da esperanza de tener parte en su gloria! Todo esto
obraba en nosotros la gracia de Jesu-Christo en
aque~
llos añ0s de inocencia
y
de fervor, en aquel tiempo,
en que confesamos que eramos Chri
ti
anos, que era-
mos cuerdos: ¿,de dónde, pues, ha venido esta espan-
tosa mudanza de costumbres, de conduB:a, y de sen–
timientos'?~
lo que Jesu-Christo era ayer, no lo
es
todavía hoy,
y
lo será por todos los siglos'?
~de
dón-
de viene'
vu~lvo
á
decir' que no seamos hoy Jo que
eramos ayer, respeéto de Jesu-Christo
y
de su
Moral~
nuestraReligion es tan invariable como su Autor.Las
mismas
verdades que hubo antes, subsisten hoy ,
y
.subsistirán por todos los siglos. Jamás
se' envejecer~n;-
Jª-