SEñOR
NUESTRO.
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hecho de
pelo
de camello , que se ceñia alderredór
del cuerpo con un ceñidor
o
correa de cuero , no
te–
niendo otro alimento que langos tas, y miel silvestre.
Bien presto se vi ó seguido el nuevo Pr9edicador de
muchas gentes : vino
a
él todo el país ; y
los
Pueblos
movidos
a
arrepentimiento de sus pecados '
los
confe–
saban, y recibían
a
montones su bau tismo. Habiendo–
.se estendido su fama po r toda la
J
udéa ,
y
estando
persuadido todo el Oriente que
los días
del Mesías ha–
bían ya llegado ' la mayor parte de
los
que i an
a
oír–
le, creyeron que aquel hombre podia ser muy bien
el Mesías. Preguntanle si era el que ·esperaban : res–
pondió que no
lo
era
:
que él bautizaba solamente con
agua , para disponer el Pueblo
a
la
penitencia , y pre–
parar
los
caminos
a
aquel ' de quien no era digno' ni
aun de desatar las correas de los zapatos ; que por lo
que miraba al Mesías esperado tanto tiempo había.,
iba
a
venir bien presto ' que éste era
qui~n
les había
de dar
el
bautismo del Espíritu Santo
y
de
la
mas en- ·
cendida caridad ; en virtud del qual sus almas serían
purificadas de todo pecado; y que yá tenia el
cribo
en
la mano para purgar su era ,
y
arrojar la paja inutil al
fuego que no se apaga. Esto era hacer en pocas pala·
bras el verdadero retrato del Salvador del Mundo.
Mientras que todas las gentes venían
a
Juan para
ser bautizadas ,
vino
tambien de Nazaret Jesu.s
a
que
Juan
lo
baurizára, El Bautista , ilustrado interiormen–
te con una luz sobre-natural , lo distinguió muy bien
entre la muchedumbre, aunque jamás lo había visto:
conoció que el que venia
a
él
a
ser bautizado ' era el
Mesías prometido , cuya venida había él mismo anun–
ciado
yá.
Penetrado entonces del mas profundo respe..
G
to