SEfíOR
NUESTRO.
47
glorificaba tanto
a
su Padre con los mas viles empléos
a
qtie
se
aplicaba' como lo hizo aespues en
la
J udéa
con sus predicaciones y sus mas estupendos milagros:
no tenia necesidad este Señor de un gran• teatro para
hai:er grandes cosas : sus acciones las mas ordinarias
y
las menos brillantes, eran todas de un mérito infinito,
que sacaba de su proprio fondo. El Evangelista sola–
mente dice, que Jesus en todo aquel tiempo estaba
sujeto
a
Jo~eph
y
a
Maria :
Et erat. subditus illis
:
en-._
cerrando la generalidad de sus eminentes virtudes baxo
el solo nombre de sujecion
y
de obediencia. Es cons–
tante que Jesu-Christo poseía todas las virtudes en su–
mo grado' de perfeccion, y que hacía los aB:os de to–
das . ellas durante esta vida escondida : todo
lo
pre–
tende decir el Historiador Sagrado , diciendo que es–
taba perfeB:amente sujeto :
Et erat suhditus illis.
¿,Pero por qué un Hombre-Dios escoge una vida
pobre, vil
y
obscura, estando en su mano el vivir en
la
abundancia
y
en la magnificencia
'?
No se puede
responder otra cosa,. sino porque es Hombre-Dios.
Ninguna condicion convenía mejor al Mesías : un
Hombre Dios no
n~cesitaba
de un mérito prestado,
ni de una virtud agena para ser grande
y
glorioso:
habiendo venido al Mundo para espiritualizarlo ; el
socorro de los sentidos de los bienes terrenos, y de
un resplandor todo máterial' hubiera perjudicado
a
su
designio; su magestad divina no podía, digamoslo así,
darse
a
conocer, ni hacerse sentir mas bien,.
que
vi
V
Íen–
d
en
un
estado plebeyo;, nada de lo que lisongea
la
ambicion de un corazon carnal, debía tener parte en
el e tablecimiento· de una religion del todo sobre-na–
tural; en las humillaciones es propriamente ,, donde su
v1r-