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VIDA
DE
CHRISTO
que por
la
prerrogativa de su edad podia ir indiferen–
temente en la una de las dos ,
est~uía
sin duda en la
una
ó
en la_ otra ; San Joseph creyendo que estaría
con María su Madre , y María creyendolo en compa–
ñía
de su querido Esposo. A la tarde , como las dos
-bandas se jup.,taban , lo hecharon menos. Ya se dexa
considerar qua! sería entonces su inquietud y su do–
·lo_r. Lo mismo fue .amanecer, que volver atrás la San–
tísima Virgen y San Joseph ; y la mañana siguiente,
que era el tercer .dia .despues ·di _su partida de,
J
erµsa–
lén ,
lo encontraron en medio de una . infinidad de
Doétores , sentaao. en una de las galen'as -ó salas , que
había alderredór del Templo , donde los Doél:ores de
la
Ley acostumbraban sentarse y tener sus conferen–
cias : allí el Diy.ino Niño enseñaba
a
los Maestros,.
así con su modestia y man6edumbre , c;:omo, por la
sabiduría
y
sutileza de sus
pregunta~
,
y
por la soli–
déz
y
claridad de sus respuestas : no había en el con–
greso quien no estuviera lleno de
admira~ion
; y se
preguntaban unos
a
otroi' ¿si el que hablaba era -un
niño,
C,
un .Angel'? ·
La SaHtÍsima Virgen, menos
sorprehendi~a
que los
demás de aquella sabiduría tan superior
a
su edad,
porque conocía
a
su Hijo mejor que ellos , no pudo
dexar de manifestarle la pena que les había ocasionado
su ausencia : Hijo mio , le dixo , ¿por qué lo has
hecho así con• nosotros
'?
tu padre y yo te bu camos
muy aflixidos. Quería darle
a
enteuder con esto ' que
si les hubiera dicho una palabra, se hubieran deteni-.
do, y le hubieran aguardado con mucho gusto.
No
debíais estár con p ena por mí,
respondió el Salvador
podíais pensar .que
~no
estando con vosotros, estaría en
d