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VIDA DE CHRISTO
a
vencer nuestras repugnandas,y a esperar de Dios et
so orro en la nece idad. Quiere que un A ngel venga
a
confortar! en aquella agonía , o lucha interior que
sentía entre la resignacion y la repugnancia, así como
había querido que los Angeles viniesen
a
traerle de c0:–
mer en el desierto despues de su ayuno y de su viB:o–
ria sobre el tentador. Todo es leccion en
la
vida de
J
esu-Christo , tod0 es instruccion , todo es misterio.
§.
LII.
L
A A
G
O N I A DE
J
E S U-CH R IS TO
en el H uerto
,
en donde es entregado
a
los Sol–
dados por el traydor J-udas.
L
A tristeza en que se hallaba Jesu-Christo en
aquel estado por la viva representacion de su
muerte afrentosa de Cruz, de sus humillaciones , de
sus tormentos' lo reduxo casi
a
la agonía ' y le causó
un estremecimiento tan violento en su cue rpo, que sa–
lió de él un sudor, cuyas gotas estaban mezcladas
y
te–
ñidas en sangre, que corria hasta la tierra; lo qual fue
efeB:o del mas vivo dolor y de la tristeza mas mortal
que hubo jamás : con esto quiso hacernos vér que su
divin idad, como
ya
e ha dicho, no suspendía ni em–
botaba el rigor ni el
sen~timiento
a
sus dolores y t r–
mentos, sino que le dexaba sentir toda la agudeza, to–
da la amargura, todo el peso qne es capáz de producir
el dolor. Sin embarg , se puede decir gue las afl icciones,
las humillaciones
y
la muerte no eran la causa de su
r epugnancia ; pues todo esto lo había aceptado vo-
lun-