SEi1or
NUESTRO.
I
53
quiei•a que·reconociese
a
Jesus por el Christo., res..–
pondieron solamente : N osotros sabemos muy bien
que este es nuestro hijo ,
y
que nació
d~go;
pero
cómo vee ahora , ni quien le haya abierto los ojos,
no
lo sabemos; preguntadselo
a
el' que edad tiene
para decir por sí lo que hay en esto.
Los
Judíos hicie.-.
ron venir
a
su
présencia por la segunda vez al que
había nacido ciego , y le dixeron:
Dá
gloria
a
Dios;
( se
servían de esta fórmula los Judios, quando hacían
jurar
á
alguno , y quando le obligaban
á
poner
á
Dios
p or testigo de que diría
la
verdad ) dixeronle pues:
Dá
gloria
a
Dios ; sabemos que este hombre es un
pecador , un mal hombre. Si es malo
o
bueno yo no
lo
sé, respondió el que había sido ciego , lo que sé
es , que yo estaba ciego ,
y
ahora veo. Preguntaron.-
Je de nuevo 'cómo le había da,do vista ; y el les res–
pondió:
Ya
os lo he dicho,
y
lo habeis oído;
t
a
que
fin quereis que
os
.lo vuelva
á
decir~
l
Por ventura
quereis tambien vosotros ser sus
discípulos~
Al
oír esto,
se arrebataron de colera contra él, y maldiciendole , le
díxeron
~
Sé
tú
discípulo suyo; nosotros somos discipu...
los de Moyses : sabemos que Dios ha hablado
a
Moy–
sés; pero éste no sabemos de dónde es_
Lo admirable que tiene, replicó el que
había
sido
ciego , es que no sepais de donde viene-, ni quien es,
y
que no obstante esto haya abierto mis ojos,
y
me haya
dado vista. Sabemos que Dios no oye
a
los pecado–
.res; pero si alguno sirve
a
Dios, y le obedece,
a
este
es
a
quien Dios oye. Desde el príncipio de los siglos
no se ha.oído decir que ninguno haya abierto los ojos
a
Ull'
ciego de nacimiento : si este no viniera de parte;
de
Dios, no pudiera hacer nada
de
lo que hace.
V
Una