15~
VIDA DE CHRISTO
te: Esta fuente que sale del monte Sibn- en Jerusalén,
se vé todavía;
y
se dice que los Turcos van
a
lavarse
en sus age: 1s para sanar del mal de ojos.
(a)
Un prodigio tan estupendo hizo gran ruido.
El
cie–
go que pedla limosna
a
la puerta del Templo, era cono–
c ido de bastantes gentes: muchos no querían creer que
fuese el mismo; pero él decía
a
todo el mundo,
y
o soy,
no lo dudeis ;
y
contaba en alta voz , como aquel
h ombre llamado
J
esus le había dado v ísta. Los Fari-
éos fueron bien pr,esto- avisados de lo que pasaba;
p resentaronles ·el que hacía la admiracion de todo el
Pueblo : preguntaronle,
y
le repreguntaron- , hasta
querer saber de él las menores circunstancias de
lo
q ue h abí.a pasado. Era Sabado· quando
J
esus hizo el
milagro; lo rque hizo decir
a
algunos de los Fariséos:
Este hombre que no guarda el Sabado, no vi ene
de
parte de Dios; pero los otros no podian persuadirse
a
que-un hombre malo pudiese haber -hecho un, pro- ·
digio tan grªnde ;
y
sobre est.o
habí~
c.e·!ltre el10s una
gran disputa: Preguotaronle al.ciego, que era lo. que
pensaba él de ·aquel hombre
qu~
le había dado vista:
po r lo que
a
mi toca' respondió' creo que es
un
-gran
Santo, que ,es, enviado de
·Dio~ .,
que e_s
m1
Profeta•.
La confj:!sion del
~iego,
y ,
lél:
.agmiracion°del
P.ue–b lo los inquietaba ·dernasjado;
y
se resolvierori
a
n~
c reer nada, hasta que
hubies~n
hecho venir a sus pa–
·d res.
F{~biendose
presentado
d
padre
y
la madre ,
le~
dixerpn: _¿Es vuestro hijo ese qq_e decis que ha
nacid9
c iego? ¿,Cómo .vé ahora? Ellos
qiue
temian}
los
Prin–
ci pes del Pueblo,
y
sabían la ;resolacion
que habían
tomado de echar de la
Synagoga
y
excomulgar
a
qual-
<'
qu1e-
(a)
yoan
9.