D E V OTO S.
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t
ya
se ha dicho, una p11ueha evidente. de que ·to-
DEL
CoRP.
maban sus palabras por una promesa que les hada
de darles realmente
á
comer su cuerpo
y
á beber ·
su sangre. Si las cosas no hubiesen debido pasar
sino en figura en este mistario, la bondad y aún la
justic ia del Salvador , dicen los Padres , pedia que
los
desengañáse , pues su error y su delito solo hu -
hiera estado en tomar las palabras de su Maestro
en el sentido que naturalmente debían tener. Los
Discípulos
de que
aqui se habla , no eran
del
nú-
mero
de
los setenta y dos, pues
á
estos todavía no
los
babia escogido
J
esu- Christo ..' ,· .
·
La participacion del ct:uerpo
y
deJa: sangre de
J
esu-Christo
en
la Eucaristía , dice San BasiHo , es
necesaria para alcanzar la vida eterna:
Christi cór–
poris,
&
sánguinis participátio
,
necessária est ad
.'Ditam tetérna1n.
No hay verdad de
fe
nias bien esta-
blecida ni mas claramente explicada por la ·
fo
uná–
nime de todos los siglos, que la de la realidad del
cuerpo
y
sangre de
J
esu~
Christo en .
el
Santísimo
Sacramento.
Los hereges , dice San Ignacio Mártir ..
<ijtie
vivia en
el
primer siglo ,
y~ fue .
uno de los
p>ritl–
cipales Discípulos de los Apóstoles,
~ .-J particular
mente de San Juan: los hereges ,_
dice ;
_se abstie–
nen de la Eucaristía,,
porqu~
no quieren confesar
que es la propia carne de nuestro
Salv~eor
J
esu~
Chri sto , la misma que padeció p,or nuestros peca–
dos,
y
que Dios se dignó resucitar:
H cerétici
ab
E11charistía,
&
oratiÓne 'áhstinent, eo quod non
~on-
.fiteánt11r Eucharistíam earnem esse SalvatÓris n,ostri
Je su
Ckristi,
qttteprop eccátis n.ost risp4ssa
,e.It,,
guam
Ff
.z
Pa-