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DEVOTOS.
/
455
pre
la
Iglesia Católica
en
todos los siglos preceden-
DEL
CoR.P.
tes '
y
como lo hace aún en este siglo ;
y
sería in-
.
finito si quisiera referir todo lo que confunde ,
y
hace tan despreciable la impiedad
y
la ceguedad
de los hereges de estos últimos tiempos.
¡
Qué lás-
tima
y
qué compasion
no
se debe tener
de
los que
imitando
á
aquellos falsos Discípulos de Jesu-Chris-
to
que se retiraron , dicen como ellos : Duro es este
lenguage,
<y
quién es capáz de sufrirle?
Durus
est
hic sermo
,
&
quis
potest
eum audíre?
Pero vosotros
verdaderos Fieles, dice San Chrisóstomo, respon-
ded como San Pedro :
<
A
quién irémos?
Tú
tienes
palabras de vida eterna; creed lo que dice Jesu-
Christo ,
y
considerad la honra que os resulta de
ser admitidos
á
la mesa del Hijo de
Dios: Cógita
quati sis insign1tzts honore
,
quati mensa
fruaris.
Nuestro único dolor en esta vida sea, dice el mis-
mo Santo, estar privados de este divino alimento,
de
este delicioso manjar :
Unus sit nohis dolor, si
hac esca pri'Vatmtr.
La Misa de este dia es la misma que la del
pri–
mero de
la
fiesta.
Cihavit eos
ex
ádipefruménti,
&
de petra, melle saturávit
eo-J:
Les dió de comer la
flor de a harina de trigo ,
y
les hartó de la
mid
de la piedra. ¿Qué Pastór , exclaman
aqui
los Pa–
dres , alimentó jamás
'á
sus ovejas con su propia
carne? Lo
que aqui
se da
es
la flor del trigo ;
pero
del trigo de los escogidos. ¿Qué dulzuras no
gus~
'tan en este
banquete
las alma·s puras! Ninguna miel
es tan dulce
á
la boca como lo es
J
esu- Christo
á
un
corazon puro. Seamos, pues, al salir de
esta
divi–
na
mesa , dice San Chrisóstomo , como leones,
Ff
4
que