DEVOTOS.
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fue·el
del maná del desierto , bien pronto consegui-
DEL
Coru.
rias que creyésemos quanto nos dixeras; ¿pero qué
hay de extraordinario en tus milagros que se hacen
en un momento_,
y
de los quales se utilizan tan po..
cas
gentes
?
Quid operáris?
Se
ve
muy bien en
es-
to, que los que hablaban así , quizá no se habian ha- ,
llado en el desierto quando con cinco panes dió de
comer
á
cinco
mil
personas;
y
es claro t:¡ue fueron
estos los que habiendole oído despues hablar mas
positivamente del misterio de la Eucaristía, se
re-
tiraron
y
no le siguieron mas.
El
maná , le dixeron , que comieron nuestros
padres , era segun refieren nuestras antiguas escri–
turas , un
pan
que venía del Cielo todos los dias,
y
que fue el alimento ordinario del pueblo los qua–
renta años que estuvieron en el desierto; esto nos
da
á
conocer la santidad
y
el poder de nuestro ilus–
tre Legislador Moysés; en esto fundamos el crédito
que damos á su testimonio, como que es de un
hombre manifiestamente enviado de Dios. Este
mal
raciocinio de los Judíos movió al Señor mas á com–
pasion de su ignorancia , que
á
indignacion con–
tra su incredulidad. Les
di}t~
con mucho agrado;
pero cort un tono afirmativo ,
y
coil10 de Maestro
y;
Señor, que el maná que Moysés les babia dado
:á
sus padres , no era propiamente pan del Cielo,
sino
un.a tigura del
pan
del
Cielo; que ,el verdadero
pan del Cielo
era el
.que ifilios su Padre les
d~1ba;
y
que h?hland<i> .en
rigor,
no
babia· otro
pan
ino
éste que hubiese .baxado del Cielo para dar vida
al
mundo. Si es así, le dixeron;
si
Dios gusta hacer
que comamos nosotros de este pan celestial ,
haz de
•
1
mo-