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EXERCICIOS
LA
ÜCTAVA
te
dia, que es
el
último de la Oébva
del
Corpus,
y
renueva de algun modo toda la solemni,fad del pri–
mer dia de la fiesta. Llámase comunmentc este dia
la pequeña fiesta del Corpus, porque se le dexa al
pueblo la libertad
de
trabaj ar, aunq
1e
en muchas
partes es fiesta de precepto. Como este último dia
termína toda la solemnidad dd triunfo de Jesu·
Chri to en el Santísimo Sacramento, la Iglesia ex–
horta
á
todos sus hijos
á
avivar su forvor, su devo–
cion
y su
culto,
y
hace llevar en triunfo
á
J
esu–
Christo en las procesiones particulares , que se ha–
cen hoy en las Ciudades. Ninguna fiesta deben ce–
lebrar los Fieles ·con mas gusto, con mas ze lo, ni
con mas devocion que esta; su objeto no es otro
que
J
esu-Christo en la adorable Eucaristía; el
~mor
in–
menso que el Señor nos muestra en el Sacramento,
es el motivo de reconocimiento que tiene la Iglesia
para celebrarla; así como son un motivo de justicia
tanto los sacrílegos ultrages que los hereges le hacen
en el humilde estado en que le ha puesto su amor,
como las freqüentes profanaciones de los malos
Christianos ;
y
por último, lo
que debe
exc itar
nuestro
z:elo,
aviva~
snuestra
fo,
y
abrasar nuest ro
corazon en
el
fuego del divino amor, son los
infi–
nitos bienes que encontramos en este tesoro inago–
table
de
las gracias
y
de las misericordias del
Se–
ñor. ¿Ignoramos acaso lo que encierra, lo que nos
dice,
y
lo que nos echa
en
cara este divino miste·
rio? ¿Podía
J
esu-Chri sto ·darnos una prueba mas
sensible,
y
una
prenda mas bella
y
mas precio
a
del exceso de su amor? ¿Hubi éramos jamás pedido
al exceso
de su
amor
para
con nosotros un ran in-
com·