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25!J
EXERC!C!OS
LA
As
cEN-
la
sinceridad , la buena fe ,
reynan
por
ventura
en
sroN.
él? Se puede decir que la vida civil, segun está
hoy
en el mundo, es un comercio de interés , de enga–
ño, de arrificios
y
de pasiones. Cada qual no atien–
de sino
á
sus propios interéses ; cada qual solo mira
como levantar su fortuna sobre las ruinas de la del
otro,
y
corno enriquecerse con·los despojos agenos.
Estamos en esta mundo en un país enemigo, don·
de todo es de temer.
La
tierra es propiamente re·
gión del llanto; ¡qué de inquietudes mudas! ¡qué
de gemidos secretos! ¡qué de cruces invisibles! Las
que parecen
y
se ven mas,
no
son ni las mas amar–
gas, ni las mas pesadas; ninguna cosa mas amarga,
ninguna escuece
y
duele mas, que una pesadumbre
que se tira
á
ahogar dentro del pecho ; y por eso
nadie parece dichoso en el mundo, sino aquel que
sabe mas bien fingir ,
y
el que sabe mas bien el arte
de disimular sus pesares. Veis aqui qué tal es la re–
gion que habitamos; ésta
e~
nuestra mansion
y
nue¡–
tra morada; lo que tiene de bueno
es ,
que no es
de
larga
duracion. ¡Ay! apenas estamos en el camino
quando ya vemos el tGrmino; ¡y quántas veees
la
carrera se acaba al empezar! Mis días , decia el
San–
to Job, han sido cortados con mas velocidad , que
el hilo de la tela lo es por el texedor ; mi vida no
es mas de un soplo ; tal es la triste estancia de los
n~ortales
;
y
sin embargo, hombres apasionados ,
y
tan apasionados por
stJ
bien estar , gustan aún tan'"
to
d~
la tierra con todos los sinsabores que presen–
ta ,
que 1:niran el Cielo con indiferencia. Es cierto
que
hay personas sobre la tierra,
á
quienes se les
daria
muy
poco el
ver ,
ó
no ver
á
Dios; personas
pa-