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DEVOTOS.'
Ne proj(cias me
a:
fácie tua:
&
Spíritum Sanctum
Santo•
.
tuum ne áufera.s
a
me.
Psalm.
,50.
No me arrojes de
tu
presencia,
y
no apartes de
mí
•
jaiuá_~
la¡S
l_uces~d~
tu Sanco
Espir~tu
•
•
· .. ·
.P,R
O<PO
SITO S.
~
I.
LA
falsa conciencia tiene sus
delic:d~z~s
como
la buena,
y
esto es
lo
que engana
;i
mnum&r
rable ge
.
Pttede
añadirse, que las delicaClezas de
la fa lsa conderida tienen un caraéler de rerquedad,,
que
quizá no lo tienen las de
la
buena ;
y
de
aquí'
na–
ce la
difi cultad qu<:
hay
de
convertir
a
los ·qrie están
en la ilusion.
Teme
un mal 'tan pernicioso,
y
por lo
comun
t ~m·
incurable. Enseñate.?1. servir
a
Dios
COlll
ingenu idad,
y
sencilléz. La s'obervia es ordinariamen–
te
el
funesto origen de
las
ilusiones del espíritu ,
y
de
bs
del
corazon.
Ten
un corazon
y
un espíritu dó–
ciles. Nada hagas
sjn
el consejo de un sábío
y
san–
to Direétor : desconfia siempre de rus propias
ht-
.
ces
,
y
dí
muchas veces
a
Di0s estas hermosas
paw
labras del Profeta : Dios mio , cria.d en
rní
un co–
razon limpio ,
y
renovad en mis entrañas un espí-
ritu reéto.
.
J . •
•
2.
Uno de los mediós
1
para
ho
dexarse sorprehender
de esta. delicadeza de. conciencia, es buscar
a
Dios
con sinceridad. Desconfia comi.tiuamenrc de
tu
sa.:.
ber,
y
jamás leas ningun libro sospechoso. Ten hot–
ror
a
todo e piritu de partido
y
de cabala ; haz pro
fe
ion de una sencilléz .verdadcframenfe christiana;
ten Siempre una caridad UllÍVersa1 ; nd jLtzgueS
a
na–
die'
juzgare severamente
1
tÍ
mismo '
y
aplicare
a
F
f
2
la