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AB-RIL.

secta ,

y

preguntándole· qué leccion havia dado aqt1e1

dia.

el niño con1enzó

á

redtarle el Credo. Indignado-

el

herege

quiso corregirle· ,

y

comenzó·

á

amenazarle,

á

internuu–

pirle, á intentar hacerle callar; pero

ei

niño sin turbarse,

ni

hacer caso de él , fué · continuando su leccion , y no le

fué

posible al tio hacerle

qu~

callase hasta que le encaxó el

resUtnen .de todo Io que creia. Adtnirado,

y

aun enfure–

cido el herege, se fué derecho

á

casa de su. hermano; con–

tóle lleno· de cólera lo que le acababa de pasar con su hijo,

añadió, que si esto no se retnediaba con tietnpo , algun

dia dada n1ucho

que

hacer

á

su secta,

y

concluyó con

aconsejarle que en todo caso no le permitiese·estudiar.

O

porque

el

padre de nuestro Pedro filese uno de aque–

Hos. que hacen vanidad de ser n1uy indiferentes en lnate–

ria üe religion, ó porque hiciese juicio que sien1pre Ie se–

ria fácil reducir

á

su hijo

á

lo que le pareciese , no hizo

111as que reir,

y

celebrar el lan'Ce;

y

estuvo tan léjos de no

pennitir que estudiase, que ántes bien

IJ

observando en

el

chico un CXjcelente ingenio, le envió

á

la Universidad de

Bolonia ,

y

no perdo

ó

á

1nedio, ni

á

diligencia alguna para

que saliese h0 :ubre sabio.

Con efc cto lo fue.. en. poco tiempo nuestro Pedro; pero

aunque hizo tnaravillosos progresos en las letras, fuéron ·

mayores lqs que hizo en la ciencia de los Santos."Era las–

t~tnosa

la

corru pcion de costumbres que reynaba en la ju–

ventud de

aq~ella

Universidad;

y

es virisimil que esto n1is-

1no tnoviese al padre de nuestro Pedro á enviarle

á

Bolo–

nía, pareciéndole ,

que

una vez que la licencia de las

cos~

tun1bres le estragase el corazon , seria fácil borrar de

él

las

impresiones de la Doctrina C;,ithólica. Pero aquel n1ismo

Señor qne en Verona havia pt;esetvado á su entendin1iento

de los errores, preservó en Bolonia á

su

·corazon de los

pecados , y

le

asistió para q'Je conservase una 111aravillosa .

inocencia de vida en tnedio de tanta disolucion.

. Al paso -qne la virtud crecia con la edad ; crecía con

la

virtud . el n1iedo

á

los peiigros. Cada dia · los

iba

descu–

briendo nuevos,

y

mayores: su viveza ·, la!brillantez de su

ingenio ,

su

edad, su calidad , sus nobles,

y

gratíshuas tnoda·

les,