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.P

I

A.

X

X~

x.

S

o

1

Jesn-Christo,

y

con

la tierna devocion

que

profes-aba á la

Santísima Virgen., era cada día mas viva,

y

mas podero..

sa. Quando celebraba el santo Sacrificio de

la

Misa , se der–

retia en lágrimas ;

y

quando rezaba el -Rosario , sien1

pr~

¡·ecibia 'del Cielo algun nüevo,

y

~spedal

favor. ·

·

Por los años de

12

3

2.

viendo el Papa Gregorio IX.

Jos tristes progresos que iba haciendo la heregía , y bien

inform~do

de la virtud , sabjduda ,

y

zelo de nuestro San...

to ,

le

hizo Inquisidor General de 'toda Italia. Este santo

Tribunal, baluarte .firmísimo de la

F~,

ce,ntinela de .la Re–

Jigion , terror de los

H~reges

, contra el qual en todos

tiempos se han desatado estos tan furiosamente : Este san..–

to Trjbunal,

á

quien España, Po.rtugal,

é

Italia deben el

haver estado perp.etulmei.1te .desterrado de sus confiJ1es

~~

error , la nus p).'onta extindon 9e la heregía _: Este santo

}'ribunal, vuelvo

á

decir, nunca se dexó ver

~on

.mayo_r

esplendor, ni jamas se hizo tan temible á los enemigos

de la Religion

~

como quando logró tener

á

su fi·enre

nuest ro Pedro Est en1ecióse , bra_1nÓ de

.rabi~ 1~

heregía,

especialmente quando lnocencjo IV. le confirmó en tan

import~nt~

em leo. Creciendo

el

zelo con la autoridad,

persiguió la h regla hasta su ¡n_isn1o .atrincheramiento,

y

emprendió arrojarla

d~

Italia,.

Pero aunque

s~1

zelo

.er~

ardiente ,

y

vigoroso , nun–

ca fué an1argo ,

ni

violento : su

~arácter

era en parte la

dulzura,

y

la mansedumbre

d~

Jesu-Christo : buscaba la

conversion del herege, no su n1ueite. Mas ni por eso se

ablandáron los Haeges , ni depusiéron

el

miedo ,

y

el

hor...

ror que le tenian, sabiendo bien, que sin convertirse no ha–

via que espera· quartel n.i buena compo.icion _: con que

obstinados en no hacerlo, se conjuráron para matarle.

No ignoró el santo Inquisidor la .conspirac_ion , pnes

predicando un dia ·' dixo públicamente ;

.Ya sé que los ene–

migos de Christo,

y

de su Igles ia han puesto precio á mi ca–

beza; pero ésta es · la mayor .dicha que me pueden solicitar,

ha_cer

que

derrame mi sangre por la

Pe.

M ucho tiempo ha

'JUI

todos los dias pido á Dios esta gracia en el santo Sacri–

fi.cio de

la _jrfisa.

Pero nada ganarán con quitarme la vida,

por-