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A
X X V 11
I.
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cama .blanda,
y
regalada sin
el
mas
leve dolor , pero sin
mudarse, ni n1overse por espacio de quarenta años! Tor–
mento insufrible. Pues
~qué
será padecer todos estos dolo–
res juntos, todos de una vez, todos complicados unos con
otros , y todos por toda una eternidad
?
Pocos
exe~ci
cios hay mas útiles ; pocos que se puedan practicar con
1nas facilidad ; y pocos tambien de que se pueda sacar
1nayor provecho.
D 1A V E1N T E Y N UE VE.
San
P.
edro Mártyr.
S an Pedro, uno de los primeros Mártyres que dió
á
Ja Iglesia de Dios el Sagrado Orden de Predicadores, na–
ció en
V
erona de Lon1bardía por
los
años del Señor
de
1205,
de padres inficionados
de
la heregía de _los Ca–
táros, ó Manic 1eos ; pero como la Divina Providencia le
destinaba
para
azote de ellos, le preservó de la infeccion en
1uedio del contagio.
Parece que havia nacido con una como aversion
na–
tural
á
las máximas de esta abominable secta ,
y
á,
tocios.
los que pretendían imbuirle en .ellas. Prevenido. de no
,sé
qué oculta gracia , aun ántes del uso de la razon ,
·igual~
1nente despreciaba Jos halagos , caricias , y solicitaciones,
que las amenazas , golpes,
y
malos tratamientos de los que
deseaban con la n1ayor ansia instruirle desde niño en lo5
ele1nentos de su heregía.
·
Persuadido el padre
á
que el horror que mostraba
ef
niño
á
la doctrina de su secta , era inquietud orgnllosa de
la
niñez , que con la edad podria corregirse , resolvió en–
viarle
á
la escuela de un maestro Cathólico , por no ha–
verle en Verona .Maniqueo. Aprendió el niño Pedro con
maravillosa prontitud la Doctrina Christiana, singularmente
el símbolo cle
l~s
Apóstoles, com0 se enseña en la Igle-·
sia.
Al
salir un dia de la escuela le encontró un
tic
suyo,
de los mas furiosamente encaprichados en
los
errores de su
se
e~