CAPITULO
XXXI.
proteget Dorninus exercituum
Jerusalem , protegens et libe–
rans , transiens et salvans.
6 Convertimini sicut in pro–
fun?um recesseratis , filii Is–
rael.
7
In die enim illa abiiciet
vir idola argenti . sui , et idola
auri sui quae fecerant vo–
bis manus vestrae in
~ecca
tum.
8 Et" cadet Assur in gladio
non viri, et gladius non horni–
nis vorabit eum , et fugiet non
a facie gladii : et iuvenes eius
ve~igales
erunt: ·
9 ' Et fortitudo eius a terro–
re transibit, et pavebunt fugien–
tes Principes eius : _dixit Domi–
n us ; cuius ignis est in Sion , et
caminus eius in Ierusalem.
%
C omo si dixera: Vuestra conver–
sion al Seno r sea t an seria
y
profonda,
como ha sido grande la apost asfa con que
vol viendole las espaldas habeis ido a bus–
car vue stra d efensa en la vanidad de los
1dolos de Egypto . .
2
lmitad a las dos Tribus que· des–
ccharan los .idolos,
y
se volveran al
Se–
nor sinceramente.
3
Perecera el Assyrio
a espada
,
no
d e varon,
sino de un ,
el
que en uoa
noche matara ciento oc lenta
y
cinco mil
de sus sold ados mas valieotes
y
escogidos.
• Y Jos Assyrios o Caldeos que hasta
cntooces cohraban triburos de otras Na–
ciones que tenian suby ugadas a
SU
impe
1
rio, los pagaran a los Pei:sas, Medos,
Gr~gos.
y
R omanos , que en la serie
y
suce–
sion d e los t iempos serin sus sefi.ores.
s L ' ssyria que es todo su asilo
y
confi.anza se d es vanece ri ,
y
huira n sus
morado res
de terror.
El H ebreo:
Y pasa–
ra'
e acogeri Senaquerfb'
a
SU
piedra,
a
su Fortaleza, a lei Assyria, Ueno de es-
asi
cub rira a
J
erusalern el Senor ·
de los exercitos' ampa rando
y
li–
brando, pareando
y
salva ndo.
6
Convertios , hij os de Israel ,
asi como hasta el profundo os ha–
biais rebelado
1
•
7
Porque en aquel dia arroja–
ra
2
Cada rtno
SUS
idolos de pla–
ta ,
y
sus idolos de oro que os
habian fabricado vuestras manos
para pecado.
8
Y caera Assur a espada no
de varon
3 ,
y
espada no de hom–
bre lo devorara ,
y
hui ~
no de
filo de es pada:
y
·sus jovenes se-
ran pecheros
4:
.
9 Y su fortaleza
s
se desva–
neo,f d. de terror ,
y
despavoridos
huiran sus Pri,ncipes : dixolo el
Sefipr
6
;
cuyo
fueg~sta
en Sion,
y
su horno en Jerusalem.
panto,
y
sus Oficiales
y
Comandantei
huirio,
y
qnedarin aterrados a la vi sta
del estanda1
qne levantari el Senor
contra ellos.
" Y su p aiabra no pnede faltar,
cuyo
fuego
tlsta
en Si6n, y ·su horno en Jerusa–
lem.
Periphrasis admirable de! Dios terri–
ble , o del Dios de Israel. I saias a cada
paso en sus descripc'iones usa de figuus
grandiosas , y todo su discurso
y
estilo
es sublime
.~.
her co , en t;into grado,
que en esta pa e no se le pueden com–
parar los demas Prophetas. Usa pues de·
esta periphrasis , tomandola de aquello
que s</)o cs debido al verdadero D ios,
conviene a saber, del sacrificio que a nin–
guno se puede ofrecer llcitarnente sino a el
solo. Como si dixera : El Senor a quien
solo se ofrecen sacrificios
y
holoc~
tos
en Si6n
y
en Jerusalem , dice esto,
y
lo
cumpliri a su ti empo.
Par elfuego,
y po·r
el
horno
'
se entienden los sacrificios '
y
mayormente los holocaustos en que el
foe·
go consumia por entero toda la victima.
11
Infra
x.xxv11.
3ta.
IY.
Regum
xix.
3),
II.
Par(l.fip.
xxxII.
2 I.
I