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I

C A P I· T U L 0

I I.

l

8 Et idola penitus conte–

rentu

r:

19

Et • introibunt in spe–

lunca petrarum , et in voragi–

n es terrae

, a facie formidinis

Domini , et a gloria maiestatis

eius , cum

surrexerit percutere

terram.

20

In die

illa proiiciet ho–

mo idola argenti sui , et simu–

lachra auri

ui quae fecerat si–

bi ut adoraret, talpas et vesper–

tiliones.

2 .1

Et ingredietur scissuras

petra rum , et

in cavernas sa–

xorum , a facie formidinis Do–

mini, et a gloria maiestatis eius,

cum surrexerit

percutere

ter-

ram.

22

Quiescite ergo ap

homi–

ne , cuius spiritus in naribus

e–

ius

est, quia

excelsus reputatus

est ipse.

Lo qu al as! se verific6 despues de

la restauracion de los C aldeos, como To–

bfas lo habia vaticinado , To.B. ult. 8.

y

mas universalmente d espues de la venida

del Messfas , y en el imperio de Theo–

dosio el lv,fayor , qoe

pidi6 ediCl:os pu–

blicos para que la idola rfa foese desterra–

da de todo el mundo.

Codie. Theodos.

Lib.

x. xr.

XI

r.

de P aganis.

s

Oseas prophetiza con igoales expre-

5iones la ruina del Reyno

~e

Israel. OsEE

x. 8. J eso Christo las repite vaticina

o

la desolacion de Jerusalem, Luc.

xxn r.

30.

y

S.

JuAN

las

anuncia a I.a abertora

del sel

sexto.

Apocal. v

I.

I

5.

16.

3

Que adoraron a exemplo de Jos E–

gypcios.

S.

GERONYMO aplica es tos nom–

bres a los ldolos , porque no tienen vista,

ientido ni en ten di mi nro .

4

Este versiculo se explica en dos

18

Y

los 1dolos sedn del

todo reducidos a pol\ o

1

:

19

Y

entraran en las caver–

nas de las pied ras ,

y

en las aber–

tu ras de la tierra, por ternor de

la

cara de

L

Senor ,

y

de la glo–

r ia de su qnages tad , q uando se

levantare para herir la ,,. erra

2 •

20

En aquel dia a ojara el

hombre sus .ldolos de plata,

y

sus

simulacros de oro que se habia

hecho para adorarlos , topos

y

murciegalos

3.

.

2

r

Y

entrara en las hende–

duras de las piedras ,

y

en las

cavernas de las pefias, por temor

de la cara del Senor ,

y

de la

gloria de su rnagestad, quando se

levantare para herv

la

tierra.

22

Dexaos

4

pues del hom–

bre , cuyo aliento esta en su na–

riz ,

por quanto el mismo es el

que

esta

tenido

por el

Excelso.

sentidos ; el primero , y que parece mas

propio es el qoe le da S. G ERO

YMO ;

y

aon 0RIGENES y los Rabinos entendien–

dolo de Christo: Goardaos de irri

ta1·

a es–

te hombre, qoe aunque respiray vive co..

mo los otros no p« eso le debeis despre–

ciar; pues

ao~e

es mortal por

lo

que ha–

ce a

la

humanidad , es exce lso, alto , y el

Altlsimo segon la namraleza superior, qoe

es la Divina. Otros en un sentido mas ex–

tenso~

Dexad de temer a an hombre mor–

tal

,

coya vida consiste en Ia respiracion,

la qua! cesando, falta el hombre.

~ Que

aprecio poes merece este? n ingoo

or

cierto. A quien habeis de t emer , es a un

Dios inmortal , excelso y omnipotente.

Esta expo icion parece fondada en la le–

tra de! Hebreo , en donde se lee :

Porque

~en

que

es

el

reputado?

se one bien coo

el principio del Cap1tulo sigoienre.

a Osee x.

8.

Luc.

xxu.1.

30.

Apocalyp.

v1.

16.