CAPITULO VI Í.
quebatur de
illo propter mc–
tum Iudaeorum.
14
lam autem die festo me–
dia nte , ascendit Iesus
il}
Tero–
plum , et docebat.
15
Et mirabantur
Iudaei
1
dicentes : ¿ Quomodo hic
lit–
teras scit , cum noiT didice–
rit?
16
Respondit eis Iesus ; et
dixit : Mea doétrina non
est
mea , sed ei us , qui misit ·1ne.
17
Si quis voluerit volunta–
t em eius facere , cognoscet de
doétrina , utrum ex Deo
s7t
1
an
ego a meipso loquar.
18
Qui a sernetipso
loqui–
tur , gloriam propriam quaerir:
qui autem quaerit gloriarn eius
1
qui misit eum , hic verax est,
et iniustiria in illo non est.
19
¿Nonne • Moyses dedit
1
Esto se entiende de
ios
que habla–
ban bien de él
,
y
que le renjan en buen
concepto.
'l
.
Al
tercero o quarro
dia de
la
fcsri–
"jdad. Y si al principio se portó el Señor
como hombre
,
oculd.ndos~e
los J u–
díos para dar exemplo a los suyos , que
no deben exponerse sin necesidad a lama–
licia
y
furor de sus enemigos,; ahora obra
como dueño soberano , se muestra plibli–
camenre , enseña en el Templo ,
y
sin
t ·
mor alguno de los hombres dá a entender
que podia cumplir su ministerio sin que
ninguno se lo estorbase.
3
Esta admiracion era muy estéril,
pues se quedaban ciegos
y
obstinados;
porque su orgullo les impedía ver
y
cono–
cer , que era verdaderamente el H ijo de
Dios aquel cuya doél:rina admiraban, cn–
señmdo con una autoridad que ellos no
tcnian.
4
.Esta doélrina
que vos9rros mirai.¡
•s Exod.
~%IV.
3•
Tom. I.
biertamente de él por miedo de
los J udios '.
14
Y al medio de la fies ta
subió Jesus al Templo , y
en~
señaba •.
15 Y
maravilláb¡~nse
los J
u~
dios, y decían : ¿Cómo sal;t
s–
t e letras, no habiéndolas
apren~
dicto
' ?
16
Respohdióles Jesils, y di–
xo : Mi doétrina no es mia , sino
~
aquel , que me ha enviado
4.
17
E l que quisiere hacer su
voluntad
s
,
conocerá de la doc–
ljina , si es de D ios , o si fiablo
yo de mí mismo.
18
E1que de sí mismo habla
6
1
busca su propia gloria : mas el que
busca la gloria de aquel , que le
envió , esre verdadero ·es
7,
y no
hay en él injusticia.
19
¿Por ventwra no os di.t
como de un hombre , no eS mia ;
porq~
si
yo fuera
un
hombre tal como vosotros;
hubiera debido hacerme instruir por voso–
tros ,
y
recibir mi doéhina por
el
canal
ordinario de Jos Doél:ores que h:ty esta–
blecidos en Isracl..JMas siendo Dios por
mi naturaleza,
y
el
V
crbo
y
la sabiduría
de D ios
mi
Padre que me ha enviado , de
él
es de quien rengo mi doél:)ina como)
D ios
f
como hombre.
S.
CYRJL~
i1l
l omm.
L ib.
IV.
Cap.
I 1
¡.
s
El
que quisiere obedecer
a
D ios sí
n–
ceramente , despojándose de toda malicia;
de
tod~
envidia ,
y
de
ese odio que me re–
nc!is injustamente , conocerá luego sin
di–
ficultad que es .5li,os
el
que
habla en
mí;
y
el
que
os
inst~e
por
mi
boca.
6
Sin mision
y
vocacion de D ios.
7
Habla sin respeto
a
personas : sola–
mente busca
la~loria
de D ios , merece
créditC':'Í
incapaz de cn¡aña.r a los
u~e
instruyet
;,