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CAPITULO XVIII.

393

in quadam Civitate, qui Deum

non timebat , et hominem non

reverebatur;

3 Vidua autem quaedam "erat

in Civitate illa, et

-venieba~

ad

eum, dicens : Vindica me de ad-

versario meo.

'

4 Et nolebat per multum

tempus. P ost haec autem dixit

intra se : Etsi Deum non tin:reo,

nec hominem revereor ;

5 Tamcn quia · molesta est

mihi haec vidua , vindicaba

il–

lam , ne in novissimo.

v~iens

suggillct me.

6 Ait autem D ominns : Au–

dite quid ludex iQiquitatis dici t.

7

¿ Deus autcm non faciet

vindiéta m eleétorum suorum cla–

mantium ad se die ae noétc ? ¿et

patientiam habebit in illis ?

8 Dico •vol:iis , quia cito fa–

ciet vindiétam illorum. Verum–

t amen Filius hominis veniens,

¿putas , inveniet fidem

in

~er­

ra?

' MS.

Me moya.

·

O

a d:umc en cara

con~

injusti–

cia, que esto insinuan

tas

palabras del tex–

to Griego

~""'~"~'!!

p.. .

.lvlS.

Porque eu :ta

p o.stremcría

1rom

su/le,

,-

3

¿Y

sufrirá que siempre sean oprimi–

dos? La oracion contínua de que habla

aquí

J

esu Chrisro

,

y

a la que nos exhor–

ta con la parábola

y

cxempl> 'tic esta viu–

da , es un precepto que se pone

y

roca a

todos los fieles. Esta oracion consiste prin–

cipalmente en un deseo contínuo , funda–

do sobre

la

fe , sobre la esperanza

,

y

so–

bre la caridad

de

la eterna

"naventuran-

za , es

perán

dola de aquel

e solo nos la

puede

d.lr

:

y

esto se cxec.t.

mejor por

Jos gemidos

y

smpiros

iiel

azon , que

por las palabras. Los af.1.nes

y

negocios de

Tom. I.

en cierta Ciudad , que ni temía a

Dios, ni respetaba a hombre al–

guno;

3 Y había en la misma Ciu–

dad una viuda , que venia a él,

y

le decía : V éngame de mi contra–

rio.

4 Y pasó mucho tiemp4-Je

no lo quiso hacer. Mas despues

de esto dixo entre sí mismo: Aun–

que yo no temo a Dios , ni a hom–

~,re

tengo respeto;

5

Pero

porqu~

me es impor–

tuna ' esta viuda, vengaréla, por–

que no venga tantas veces, que al

:tlb me muela •.

6 Y élixo el Señor : Oid lo

'que dice el injusto Juez.

7

¿Pues Dios no hará ven–

ganza de s·us escogidos que se le

querellan día y noche? ¿y tendrá

paciencia en ellos

'?

8 Dígoos, que presto hará la

venganza de ellos •. Mas quando

viniere el Hijo del hombre, ¿pen–

sais , que hallará fe en la tier–

ras?

esta vida entibian ( •

deseo ,

y

así es ne–

cesario que en cicrta5 horas nos retiremos

a orar para renovarle con freqüencia.

S.

A oGUST.

Epist.

cxxr.

Cap.

xyr.

Esta

viuda venia en ciertos dias

y

en

ciertaV

horas a importunar de nuevo al Juez, aun..

que su pensamiento estaba siempre ocu–

pado de aquello mismo que solicitaba

de

tiempo en tiempo.

~

¿Si un

Juez

cruel e injusto por últi–

mo se

dcx6

doblar de

la

importunidad de

una

viud::.

;

un

Ojos josro

y

clemente

no

oirá bs voces

de

los que ama ,

y

que

cla–

man a

él

conrínuamcnte oprimidos de

la

injusticia?

~'(¡1

s

Pq]iQuC

~

.

ndo Yenga a juzgar

al

mundo ,--rerán muy pocos Jos que ten–

drán

uoa fe

animada de verdadera cari–

dad.

Dd<l-