- 90 -
to, fácilme.nte lo despl@man las pasiones que ofuscan el enten–
dimiento y extravían el corazon. Están•mas expuestas
á
esta
ruina espiritual las personas que nunca son abatidas, calum–
niadas
y
perseguidas, sino por el contrario, alabadas
y
distin–
guidas, por el concepto que han adq.uirido de extraordinaria
virtud;
y
tanto, que algunas de estas han tenido la desgcacia de
que el error
y
la mi.seria las precipitasen en el infierno,, des–
pues de haber brfüado come estrellas del firmamento. Suelen
ocasiona•r esta infelicidad los que, sabiendo por su autoridad,
el a<ilelantamiento espiritual ·de algunas personas, le comullicau
á
otr,1s;
y
tambien laaque, .por indiscr-ecion ó ligereza, bajo va–
nos pretextos de buen ejemplo,
y
de instruccion familiar, r,eve–
,lan de sí m'ismas lo que debian ocultar, diciendo como Isaias:
Mi
secreto para mí, mi secreto para
mí. Resulta de esta imprudencia
que personas pobres
y
descon@cidas,
á
quienes convenía vivir
siempre en la oscuridad .Y abatimiento, viéndose visitadas por
otras
de.lamayor gerarquia, que les encemiendan sus negocios,
socorren sus necesidades,
y
aun exige¡¡ tal :vez de ellas que les
·profeticen el éil:.ito próspero ó adverso de· sus pretensiones, se
complazcan en la estimacion
y
alabanza,
y
desdeñen con enojo,
á
los que las desprecian
y
anona.dan.
1
Ne se ocasionarían tan iiunestos males, si todos consideraran,
que solo Dios conoce cuando el alma está bien purificada, de
modo que la confundan
y
humillen los aplausos
y
honores, ,que
por lo comun ensoberbecen
á•
los pecadores
y
á
los imperfectos;
y
que, por eso, solo Dios sabe el tiempo oportupo de exaltará
los virtuosos que elige para su ma:¡mr gloria
y.
provecho de otras
almas. Jesucristo nos di'ó, por
t~eiuta
años, lá leccion
n~as
im-
. portante sobre esta niateria, observando profundo silencio du- -
rnnte ese largo tiempo;
~
permaneciendo oculto en su retiro,
siendo la verdadera luz que ilumina
á
los hombres,
y
viendo
á
todos cubiertos
d~
·1as densas tinieblas del ervor. Cuando, por
órden de su Eterno Padre, salió á predicar el Evangelio, privó
á
su cuerpo de la gloria que·le era debida, aunque su manifes–
tacion habría sido suficiente para convertir el universo:
y
cuan–
do suspendió por un momento este milagro en el Tabor, para
fortificar Ja
fé
de sus tres amaqos discípulos, les mandó que no
dLJesen lo que habian visto, hasta despues que resucitase pr.e–
firiendo en esta vida las humillaciones é ignominia de la Oruz,
á
la gloria accidental que en caso de manifestarse,.le habrían
tributado todos los mortales.
Conforme
á
este divino modelo, fue el bienaventurado Por–
r.eshumilde de corazon,
y
amó la humillacion hasta la muerte.
Sin embargo de haber conservado la gracia bautismal, se re-