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tos de la,moral filosófica traen su origen y sancion
ue
la ley natu'
mI:
los de la moral teológica tienen su vigor de la ley natural
y
ellvina, No son incumpatibles
ni
se escluyen la moral
filos6fic~
y
la teológica, sino que ésta perfecciona
á.
aquella,
á.
la manera
que el órden sobrenatural ,ó de la gracia perfecciona
y
no
destr~
ye la naturaleza humana. Se vé
131
superioridad de la moral cris–
ti<ma que se revela en la vida de sus secuaces,
y
se convence que
la. razon humana abandonada
á
sus propia,s fuertas no puede co–
nocer, y mucho meno practicar con pgrfecciou la moral cristia–
na. Luego es inadmisible la afirmacion de los r acionalistas que
identifican la moral cri tiana con la moral natural
ó
filosófica.
,
La moral independiente.
Kant, Hegel
y
otros racionalistas han proclamado la
Moral
bnclepenclúmte,
afirmando que la razon humana puede cOlistituir
pUl'
sí sola
é
indepellellentemente de toda influen ia cristiana un
istema moral, tan completo y perfecto como el que encierra la
moral cpi tianC1. Esta teoría es absurda si se pretende que la ra–
zon humana puede descubrir
y
demostrar el conjunto de ideas
y
máximas morales que encierra el crLtianismo. A
í
piensa Kant:
, La maravillosa 'religi on del cristianismo, en su extr ma sen-
illez, ha enriquecido la:filo ofia con ideas morales mucho mas
1Jl'eci as
y
puras que la, que
t}
ta habia presentado hasta entón-
es, idea -in Omb¡1rgo que una vez promulgadas, son admItidas
y
aproba,ela libremente por la razon,
y
que esta habria podido
?J
debido descl¿bri1'
é
introducir por
si
misma"
Tal
es la teoria
meionalista de la
moml indepencliente,
acariciada hoy por los
tilósott)', los ociólogos y polítiCOS revolucionario, apellidando
la. moral
universa,l,
porque universal es la I'C1zon,
y
obligatorio
para.
todo hombre lo qu esta prescribe como perteneciente
al
órdeu moral.
No es lo mismo conocer una verdad, que inventarla
ó
de -
cubrirla¡ no e lo mL mo conocer la xcelencia, naturaleza
y
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pli 'acione de una cosa., de pue que ha ido descubierta y en-
oñatla por otros, que ele cubrirla por si
mi
mo
y
con us pro–
pia fuerza. Pu to
1
hombre en pose ion de las máximas
ti)
la moral cristiana, no hay ellficultad en reconocer su bondad
y
'u r la ion armónica on la razon; pero e to no pru ba que la .
razoll por i ola pu da de 'cubrirla
y
constituirla on igual faci–
lidad, Lo
1'<1
iouali tas d nuestro ellas no pueden lib\'ar e de
tuda influencia, cristiana, pues viven
y
se mueíen en una atmós-