opinione~
entre
los bibliógrafos
antiguos, sobre
quién hizo la impresión de este libro, pues unos
suponen que fué impresa por Santiag-o Mentel
eq
Estra~bur~o;
otros consideran que fué produc–
ción de Fust y Schceffer; y finarmente, otros afir–
man que es obra de Guttemberg. Es casi in–
dudable que haya sido impresa por este último,
si
~e
atiende
á
qu~.
al separarse en 1455 de la so–
ciedad de Fust, se retiró
á
Holanda, regresando
tres afios después
á
Maguncia, ya rehabilitado
de tipos, útiles y materiales necesarios para em–
prender nuevas obras.
En efecto, aunque desposeído Guttemberg de
todo su material tipográfico cuando se separó de
Fust,
QO
renunció por esto
á
su título de inventor
del arte de la Imprenta: y ya que Fust y Schceffer
habían dado á luz las ediciones que hemos enume–
rado, quiso probar que era capaz de rivalizar
con ellos en la producción de un libro.
A su regreso á Maguncia, después de tres afios
de residencia en Holanda, había celebrado, según–
dicen
al~unos
historiadores, una asociación con
Juan de Meydenbach,
y
según aseveran otros, con
el doctor Conrado Humery, instalando nuevamen
te sus talleres en la casa
Zum Jungen.
Pero sea de
ello lo que fuere, el hecho es que, según tradición,
el taller de Guttemberg tunci0nó hasta el afio
1460. En este mismo afio apareció
EL CATHOLICON
mencionado, única obra cuya impresión es esclu–
sivamente atribuida á Guttemberg y que merece
sostener la competencia, en cnanto á trabajo tipo–
gráfico, con las edicioues de Fust y Schreffer.
Es un admirable volúmen de formato en folio,
que consta de trescientas setenta y cinco fojas,
impreso en
letra de
s tt'fna l
á
d os columna s p or pá–
gina, de las cuales las que están completas contie–
nen sesenta y ieis lineas: no tiene signatu ras ni