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Con las innovaciones introducidas en el arte
por Schceffer, quedó Fust tan admirado
y
com–
placido, que en prueba de su gratitud le concedió
la mano de su hija única llamada Cristina. Desde
que Schoeffer llegó
á
ser yerno de Fust, se inicia–
ron entre ambos, víncubs Je unión tan estrechos
que no tardaron en caer también en la tentación
de apropiarse insensiblemente la gloria de Gut·
temberg, pues las exageradas pretenciones de Fust
dieron por resultado la rup
tura de la sociedad
antes de concluirse los cinco añ.os en que había si–
do pactada, cesando ésta de hecho el6 de Noviem•
bre <ie 1455,
á
consecuencia de haber perdido Gut–
temberg el pleito que su socio le había iniciado,
y viéndose precisado
á
entregarle no solamente
los útiles de-l
taller, sino hasta
los ejempla·
res de su famosa
BIBLIA
que aún no estaba ter·
minada del todo, sin que pudiera aprovechar be·
neficio alguno de una obra que le había costado
tanto trabajo
y
desvelos. Este pleito provino de
que cada cual de los socios quería poseer uua can·
tidad de tablas grabadas en madera y otros útiles
de imprenta, entre ellos muchos tipos movibles
de metal que Guttemberg había llevado consigo
cuando se asociaron. Los jueces fallaron en favor
de Fust, quien reclamaba además
2
ozo florines de
oro que decía le había adelantado
á
Guttemberg.
Con este lamentable hecho, se vió éste despoja·
do
~or
segunda vez de la gloria de su invento.
Disuelta la sociedad tipográfica de q-uttem·
berg y Fust, este ,.último se asoció en segmda con
su yerno
~chceffer,
y para dar mayor amplitud
á
sus negocios, trasladaron sus talleres de la casa
Zum J ung en
á
la d eno mina da
Zum Htt1nbrecht,
la
que siguió ocupada por los herederos de Schceffer
hasta mediados del siglo
XVI
y
que aún en esa
época se denominaba con el no'mbre
deOasa
dt
la
Imprenta
(Druckhof).
Ante
todo,
Fust
y
Schceffer terminaron
el ,pooo