- I2-
inquebrantable en defensa de una idea regenera.
dora ,
Y
si los atletas de uno
y
de otro bando han
creído combatir en buena líd, justo es legar si–
quiera
á
la posteridad sus nombres.
Los escrit0res que están de parte de Coster,
son: Daniel Specklin, Adriano
J
unius, Escriberio,
Boschornio Elies, Budgersio, Bagford, Accurse,
Seiz, Scaliger, Volcker, Koornhert, Guicciardini,
Visser, Lambeth, Wagenaar, Enrique Schor
y
Meerman.
Los escritores partidarios de Guttemberg son:
Serarius, · Koehler, Mablinkrot, Triteno, Schel–
born, Mateo
J
udex, Conrado Celtes, Schoepftin,
Felipe de Lignamine, Andrés Rivin, Enrique Sal–
muth, Casimiro Oudin, Heineke, Breitkopf, Pan–
zer, Samuel Palmer, Schwarz, Fischer, Atkins,
joannis, Fournier, Daunon, Lambiniel, Porhrnann
y
Arnaldo de Bergelles. Este último, que era co–
rrector de pruebas y más instruido que los demás'
que se acaban de citar, publicó en Maguncia, en
1541,
un poema en latín titulado
La Calcografía,
en el que fija el orígen de la Imprenta en el afío
1450,
haciendo Guttemberg sus primeros ensayos
en Estrasburgo en unión de Santiago Mentel, y
perfeccionándolos después en Maguncia ayudado
por Fust y Schreffer.
Las vacilaciones de la opinión acerca del verda–
dero inventor de la Imprenta,
proce~en ~e
no
~le
var el nombre de Guttemberg ningun hbro Im–
preso por él. La oscuridad que rodea á la Impret?-·
ta en su cuna, se explica por el interés mercantil
de sus primeros ex plotadores, que querían hacer
pasar sus ·libros impresos por obras manuscritas,
para poder vende rlos á más elevados precios, Y
t a l
ve~,
también, por el miedo que tenían de q?e
s~
atnbuyese su. arte
á
manejos de mágia ó bruje·
na, lo que efectivamen te sucedió , como lo vere–
mos mas adelante.
P ero habiéndonos apartado de nuestro relato,