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temberg se debe la iniciativa de estos primeros
ensayos, alegando que todo lo que dicen los ho–
landeses son falsas su posiciones, asi corno lo pro–
pio alegan los holandeses respecto de los alema–
nes.
Los escritores que están á favor de Guttern·
berg, dicen que éste, á causa de los disturbios ci–
viles que tuvieron lugar en Maguncia en
·l420,
(que terminaron con la entrada triunfal del Em–
perador Federico
III
en esa ciudad), tuvo que
abandonar su país natal y viajar por Europa. di–
rigiéndose alternativamente
á
Estrasburgo, Suiza
y Holanda, y que encontrándose en Harlem, ciu·
dad de esta última nación, tuvo alli la primera
idea de la Imprenta. Después de muchos meses
de investigaciones constantes y de un trabajo sin
descanso, regresó
á
Estrasburgo, donde permane–
ció algunos anos, lo que se acredita por documen–
tos públicos que existen en esa ciudad con fecha
de
1434· (1
J
Esperando entonces hallar allí algu ·
nos que. apreciando su invención, le facilitaran
los medios para ponerla en práctica en términos de
una ventaja recíproca, entró en compañía en
1435,
con Andrés Dritzehen, Juan Riffe y Andrés Heil
mann, obligándose de su parte á descubrirles el
secreto de su invención,
y
los otros
á
costear los
gastos necesarios hasta llevar á buen término sus
experimentos, reservándose Gutternberg, en tal
empresa, los dos tercios de los beneficios que pu–
diera producir su invento.
Pero Guttemberg creyó prudente ocultar
á
sus
compañ~ros
el verdadero objeto de sus trabajos,
para evttar que le arrebataran su gloria, y al efec–
to trabajaba solo, de noche, en el convento rui no–
so y abandonado de San Arbogast.o, escond :éndo·
(1) Estos documentos sacados de los ·archivos de Estro..sburgo, fue ·
ron publicados en 1760 por Mr. Schoeflin en una obra titulnda
Vin·
dicta thypographia:,
y
comprueban que Guttemberg
en
1434
habla
eomenu.doen
esa
ciudad
~ue
primero•
eneayol!
de
tipo¡r~~ofia.