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bro
se
requerian tantas planchas como
páginas
tuhiera
la obra,
y
por consiguiente era nece·
sario grabar tantas letras como ellas contenían,
lo que era un procedimiento sumamente arduo
y
dilatorio. A esto debe agregarse que estas plan.
chas eran susceptibles de malógrarse fácilmente,
porque teniendo que mojarlas para limpiarlas, al
secarse, muchas de ellas perdían su nivel ·torcién·
dose, lo que daba por resultado que poco era el
uso que se podia hacer de ellas.
Sin embargo, dado este primer paso, no habfa
ningún abismo que salvar para llegar
á
los carac–
teres movibles;
y
reconocidos los inconvenientes
que ofrecían las planchas xilográficas, se concibió
la idea de hacer letras sueltas talladas en madera.
Según varios autores,
e~ta
idea fué realizada en
Harlem,
á
tres leguas de Amsterdam (Holanda),
por Lorenzo Coster, en 1437, datando de allí la
primera época del origen de la Imprenta.
Antes de seguir adelante, es conveniente ano–
tar que así como diversas ciudades de la Grecia
se disputan el privilegio del nacimiento de Ho–
mero, de igual modo cuatro ciudades competido–
ras se disputan la gloria del invento de la Impren–
ta. Harlem, Maguncia, Estrasburgo (antes llama–
da Argentina),
y
~ugsburgo
ó
Aug?sta Vin.deli–
corum (estas tres ultimas en Alemania), se dtspu·
tan el envidiable honor de la invención de es·
te
~ublime
arte. Empero, la generalidad. de
l.osescntores que han escrito sobre la matena se
tn–clinan en discernir las preeminencias de este des–
cubrimiento
á
Harlem y á Maguncia 6 sea
á
Lo–
renzo Coster
(1)
y
á
Ju ;m
Guttemberg
(2).
(1) Coster era un magistrado noble de Harlem, nacido en esa oiu·
dad en 1370.
{2) Juan Geinsfl.eich llamado Guttemberg, nació en Maguncia en
1400, de una familia noble de
~orgenloch,
cuyas
distin~as r~~
tenian sobrenombres tomados de las diferentes insignias que d1stin·
guían
la~'~
casas que habitaban, tales como la de Guttemberg.
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