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..
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XII
El.
otro.
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,
Lo propuesto por D. Juan dejó
ti
Gloria
.«in.
la
mayor confusión. Aquel asunto, realmente,
_gra.ve, no podía presentarse
á
su
e~pfritu
sin
\
'
.
,
ocuparfo al punto vivamente,<y
dura~nte
largo -
- rato
~u
'meditación fué · tan .profunda, que el
tiem'po
transcurría sin que ella lp adyirtiese.
Al
fin,~
dando
un
suspiro
y
aJ.~ando
la ca baza, '.
como qne vol vi6 en su acuerdo, advirtiendo
gran-
~oledad
en el jardín, bastante _caldeado-.
,~l sol4..qu~
á
mpcba , altura
estab~
ya,. Cerra- '
. das
t~das
las persianas de la casa, -ningún '
ruido venia de ella; has·ta los pájaros se habían
callado;
y
sólQ, dos 6 tres
c,u~bicheábaú
alg-úu-
, secreto,
ó
refu'nfuíla6an alguna disputa en
fas
últimas ramas de los plátanos. Gloria se le–
vantó" pues el ardiente vibrar ,de sus
nervios
la
impulsaba
á
pensar marchando.
Co.mplacida d·el silencio
y
soled-ad en que
estaba, dejóse ir
haci~
un escondido y aOleno –
bosquecillo.
Al
ver lo presuroso de su marcha
y
el afán con que, marchando hacia
elouscuro
~
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