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GLORIA.
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voces amadas la llamaran
y
la nombrar-an
",- en distintos
p~lntos
del espa-cio infinito.. Y no
obstante, será preciso
~epetir10,
nadie la llanla–
ha desde el
jardín,~ ,
ni desde los' altos aires va..
cíos, ni desde los mares profundos,
com~o
nQ
fuera una voz sólo por ella-
oída~
Su C()fazón
latía con fuerza
y
vivo compás. Sobr.e él sle
sentían paso"s• .
. J
- Intentaremo's describir la .situaci?n de espí–
ritu de la sefíorita de
~antigua.
La
r!l'zó~
no le '
decía nada en contra
d.elproyecto de su p,adre,
y
r~conocia
fácilmenté en Rafael todas las cua· ,
lidade·s de un joven mad uro,
d.é
un carácter
honr'ado y bondadoso, de un atleta ·del catoli–
cismo, de un trabaJador incansable, de un
apóstol seglar. Re'conociendo esto, hacía
e~fuerzos para despertar en su pecho inclinación
vehemente hacia' aquel Joven; pero aquí e·mpe–
zaba la dificultad, porque se interp?nia sieÍn–
pre entre ella y él una sombra intrusa, vinien–
do no sabemos de dónde.
Esto debiera conducirnos
á
la afirmación ca–
tegórica de que la seí'íorita de Lantigua había
encontrado ya el elegido de su corazón; pero
una serie de indagaciones hechas con ayuda
de las personas más diligentes de Ficóbriga,
demuestran lo contrario. Teresita la
1vl011ja,
esposa de D.
Jus,u
Amarillo,
en
~uya
casa hay
I
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