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138 \
.'..B. PÉREZ GALDÓS-
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pulsé, que
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qU.eme, que se condene, que se ,
f~l11;linell
rayos· ..•· pel:o ya no se trata de pre–
v.enir~ ~iQ.o
de reparar. No
habl~á
ninguna au–
toridad
divi.nani humal)a que se atreva-
á
'de-
' ci/l" en
presenci~
de Jsto':
-e
quédesEJ el
fin
1como
,
.
, está.•. ·• Lo que falta
re~
la fórm.ula, una formn ..
1 '
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tá.
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,
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.D.
Silvestre fué desde ent,onces cómplice de
.
,
.
.todos los planes de su noble, amigo. Ambos,.
sin dejar de ser muy catóIlcos
y
de manife'!!Jtar
inflexibles
op.iilio,nes~
cada cual según su esti·
o
lo~.
eran
IhoJIlbres
de
mun'do; habían tOluadO" el
" .
t~ento
á
la sociedad;' habían . sufrido 'la fasci–
: náción de lo
práctico~
el uno en sus negocios,
,
,
.
, . el. otro
en
sus .luchas con la NaturalezR¡
ha~
bían"dicho:
~conviene
huir Ide la corriente pa–
'ra
qu~
no .nos
ar~'-as-tre;
pero si por désgracia
viene un: brazo de mal' y quiere llevarllos, es
, tontería
luch~r
con él: hay que sortearlo.'
. 'D.
Buenaventura no' admitía de Diuguna
.' manera el matrimonio -puramente civil en
aquel caso, ni entraba -en sus miras que Gloria
fuese
á
casarse
á
un país extranjero. Para él
la fórmula más aceptable hubiera sido aquélla
. en que el matrimonio se verificase con toda8
las apariencias de concordancia religiosa.
cn10
basta-pensaba,-me basta con que
ese hOlubre nos conceda una farsa de abiura-