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GLORIA
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me ha enviado
á
devolverte la vista.
En las
em–
presas heróicas, más energía
y
bravura ,des–
pliega el alma, cuanto más sefialado
~s
el mé–
rito de la pla,za 'que se quiere conquistar,
y
más grandes la fama
y
destreza del enemigo.
-y
como Daniel parece..• _
~No
parece, sino que es una de las más
acabadas hechuras de Dios. Cuando veo aquel
admirable
y
soberbio vuelo de su entendi–
miento, digo: «¡Qué lástima, Sefior, qué lásti–
mal
~
¿Recuerdas que bellísima explicación
biz-o de las fuerzas de la Naturaleza, relacio–
nándolas con la previsión diviua? " '
-Sí,
sí: lo recuerdo.
-¿Y
aquella sencilla
y
patética figura que
trazó de las costumbres de su anciana a,buela?
-¡Oh!
Sí,
sí: lo "recuerdo.
-¿Y las consideraciones que hizo sobre la
~uerte
de sus dos hermanas doncellas, conta–
giadas de la peste por asistir
á
los enfermos?
- Sí, tío, sí. .• lo recuerdo bien.
-¡
y
qué bien manifestó sus aficiones sen-
cillas, patriarcales, exentas de vicios, su ad–
miración
á
las obras de Dios!
-También, también lo tengo presente.
-¿Y el carifio que tiene
á
nuestro pobre
país tan desgraciado? .•
-Sí,
sí, tío: todo lo recuerdo.
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